A los 54 años, Gabriela Sabatini luce tan joven y fuerte como en su mejor época en el circuito. La extenista argentina siempre se muestra radiante en cada evento al que va. Incluso, a fines de agosto, disputó junto a Juan Martín Del Potro un partido exhibición en el US Open, donde fue campeona en 1990.
Este martes, en una entrevista informal durante el US Open con el tenista Federico Coria, reveló sus secretos para lucir tan bien. “Tengo buena genética, empecemos por ahí, porque eso ayuda mucho”, dijo entre sonrisas. Y después explicó que la alimentación es fundamental: “Como muy sano, con todos estos años aprendí a comer y a alimentarme bien, y saber qué es lo que mi cuerpo necesita y me hace bien”.
A su vez, agregó cómo lo complementa con el deporte ya que desde que dejó de jugar en 1996, nunca se quedó quieta: “Obviamente el deporte nunca lo dejé. Cuando me retiré, me puse a correr tres horas por día más o menos, me agarró por ese lado, y siempre hice mucho deporte. Después empecé con la bici, hoy en día es lo que más me gusta. Y todos los días trato de mantenerme activa, porque lo necesito y es mi cable a tierra”.
La realidad es que Gaby muestra en sus redes sociales cómo realiza todo el tiempo muchísimas actividades físicas. Por más que la bicicleta tomó un protagonismo importante, también comparte fotos y videos mientras juega al pádel, escala, entrena con pesas, viaja, o disputa los partidos exhibición de tenis, como el último que realizó con su amigo Delpo.
En la misma entrevista, Fede Coria le pregunta a Gaby Sabatini qué sentía al estar otra vez ahí en el US Open, donde en 1990 logró la victoria ante Steffi Graf en la final y entró en la historia grande. “Lo que me pasa es que cambian tanto los estadios y los lugares que ya no queda nada. Incluso, el estadio Arthur Ashe no estaba cuando gané el torneo, así que es nuevo para mí”, introdujo la deportista, para después explicar: “Es la energía de Nueva York, es una de mis ciudades favoritas, y creo que siempre me contagió esa energía. De hecho, jugaba acá el Masters en el Madison, y lo gané dos veces. Y eso tenía mucho que ver en mí, el lugar donde estaba”.
LA NACION