Las bajas temperaturas y las condiciones climáticas adversas durante el invierno, como la nieve, el hielo y la niebla, representan un peligro significativo para los conductores. En países como España, esta situación afecta regiones como los Pirineos y la Meseta Central, así que es que los conductores deben prepararse antes de salir a la carretera.
Con las precauciones adecuadas se evitan riesgos significativos en la integridad del vehículo, del conductor y de los pasajeros, junto con la de otros peatones o coches que transitan en la vía.
A continuación, se presenta una guía práctica para enfrentar estas condiciones de manera segura, siguiendo pautas avaladas por el Real Automóvil Club de España (RACE) y expertos en seguridad vial.
Antes de iniciar un trayecto en invierno, es esencial realizar una revisión completa del vehículo. Hay que verificar que los neumáticos estén en buen estado y, si es necesario, utilizar neumáticos de invierno o cadenas para mejorar la adherencia.
Es necesario comprobar también los niveles de líquidos, incluyendo el anticongelante y el líquido limpiaparabrisas, y corroborar de que las luces funcionen correctamente.
Asimismo, es aconsejable llevar un kit de emergencia que incluya mantas, agua, alimentos no perecederos, linterna, cargador de teléfono y herramientas básicas. Estas medidas preventivas pueden marcar la diferencia en caso de quedar atrapado por una tormenta de nieve o sufrir un percance.
El hielo es uno de los mayores peligros para los conductores en invierno. Si un conductor se enfrenta a una capa de hielo, debe evitar maniobras bruscas.
Hay que reducir la velocidad de manera progresiva y mantener una distancia de seguridad considerable respecto a otros vehículos. También, utilizar el freno motor para desacelerar y evitar frenar bruscamente, porque podrías perder el control del vehículo.
Por su parte, en zonas propensas a la formación de hielo, como puentes o áreas sombreadas, hay que tener extrema precaución. Si se nota que el vehículo comienza a deslizarse, hay que mantener la calma y girar el volante en la dirección del derrape para recuperar el control.
Si el vehículo queda atrapado en la nieve, permanece dentro del coche. Se debe mantener el motor en funcionamiento y la calefacción encendida para conservar el calor, pero corroborar de que el tubo de escape esté despejado para evitar la acumulación de monóxido de carbono.
Además, hay que renovar el aire del interior del coche cada cierto tiempo y evitar quedarse dormido. Hay que colocar un pañuelo llamativo en la antena para facilitar la localización del vehículo por parte de los servicios de emergencia.
Otro dato esencial es mantener la radio del auto encendida para recibir información meteorológica y posibles indicaciones de las autoridades.
La niebla y las nevadas intensas pueden reducir drásticamente la visibilidad. En estos casos, utilizar las luces antiniebla y encender las luces de cruce incluso durante el día. Llevar una velocidad moderada y aumentar la distancia de seguridad con el vehículo que precede es otra opción útil.
Evita adelantamientos innecesarios y sigue las marcas de la carretera para no desviarte. Si la visibilidad es extremadamente baja, busca un lugar seguro para detenerte hasta que las condiciones mejoren.
La planificación es crucial para evitar situaciones de riesgo. Antes de salir, consulta el estado de las carreteras y las previsiones meteorológicas. Si se anticipan condiciones adversas, considera posponer el viaje o elegir rutas alternativas.
Del mismo modo, se debe avisar a un familiar o amigo sobre el itinerario y la hora estimada de llegada. Esto facilitará la localización en caso de emergencia. Además, tener en mano el número de los servicios de emergencia locales para solicitar ayuda si fuera necesario.