jueves, 19 junio, 2025
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Alejandro Caparrós, el guardaparques de El Chaltén: Vivir en un Parque Nacional es un privilegio

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Antes, mucho antes del conflicto limítrofe entre Argentina y Chile (cuando en el enfrentamiento entre gendarmes y carabineros falleció el teniente chileno Hernán Merino Correa, el 6 de noviembre de 1965), escaladores y trekkers profesionales de diferentes procedencias solían aparecer en los pagos del Fitz Roy, atraídos por la poderosa geografía casi intocada de la cordillera de los Andes. El incipiente pueblito, fundado en 1985 en la confluencia de los ríos De Las Vueltas y Fitz Roy por una necesidad estrictamente geopolítica, creció vertiginosamente.

El Chaltén creció vertiginosamente. Este verano recibió un millón de visitantes.Estrella Herrera

En 1998, en el bastión argentino del lejano oeste patagónico residían alrededor de cien personas. “Comíamos un asado y nos encontrábamos todos”, cuenta Alejandro Caparrós, más conocido como “El Capa”. Entrerriano por adopción, pues su familia se mudó a Concepción del Uruguay cuando era chico, hizo intentos para estudiar en la marina mercante y ser arquitecto, pero encontró su rumbo cuando ingresó a la escuela de guardaparques de Isla Victoria. Gracias a una beca, fue voluntario en Yellowstone, Yosemite, y otros parques nacionales norteamericanos; cursó estudios de medio ambiente en Montana y Montreal; estuvo un año en la Base Esperanza en la Antártida para investigar al pingüino Adelia; otro, en parques de Australia invitado por la UNESCO. Llegó a El Chaltén a los 37 años, antes de que hubiera aeropuerto en El Calafate, y cuando llegar desde allí hasta el pueblo insumía unas seis horas. No había combustible, ni banco, ni teléfono, y tampoco señal de celular.

Alejandro Caparrós en el sendero de Laguna Toro. 2004.Archivo Revista Lugares

“Hoy la población ronda, en temporada alta, los tres mil habitantes; sube a cuatro mil si se cuenta a los trabajadores golondrina, pero en invierno muchos se van y quedan unas dos mil almas”, explica.

¿Cuándo “se abrió la tranquera” para el público convencional –jubilados incluidos– en un destino que convocaba a montañistas y a trekkers de alto rendimiento?

No tengo con exactitud la fecha: fue cuando se terminó la ruta entre El Calafate y El Chaltén, la ruta de acceso de la 40, que llamábamos la 23 (y ahora se conoce como RP 41) y habrá sido hacia 2010. Con eso cambió el tipo de público, y apareció un grupo muy definido, que eran los jubilados. Esto nos llevó a organizarlos; en principio no sabíamos qué hacer… entonces yo coordiné unas charlas históricas sobre la creación de la Administración de Parques Nacionales (en aquel momento, era la Dirección de PN) y sobre la figura clave del Perito Moreno, Francisco Pascasio Moreno. Llenábamos el salón y después los invitábamos a salir para hablar de flora, de fauna; creamos una Senda de los Pioneros sobre las plantas nativas muy cerquita del Centro de Visitantes, para que la gente pudiera sentarse y recorrer y aprender sobre las plantas esteparias y el bosque subantártico. El siguiente paso también fue crear el Mirador de los Cóndores y el de las Águilas. Y después, refaccionar, restaurar todo el Chorrillo del Salto para que una persona discapacitada tuviera acceso; hicimos una playa de estacionamiento para que entraran los colectivos de los jubilados y pudieran bajar ahí. Y hoy se ha vuelto una tradición: descienden todos con vasitos a tomar agua del chorrillo, que es agua que viene del glaciar, y se hizo vox populi que “si toman agua del chorrillo van a volver”.

Caparrós hizo los letreros de la seccional Norte del PN Los Glaciares.

Ahora se cobra entrada en los senderos del pueblo. ¿Cómo ves esta medida?

Recordemos que el PN nació hace aproximadamente unos cien años; desde ese momento hasta esta temporada, nunca hubo que pagar. La zona norte siempre fue gratis; se cobraba en la zona del glaciar Perito Moreno. Debido al aumento de público –alrededor de un millón de visitantes– y viendo el nivel de deterioro ambiental (yo hice una nota sobre la problemática que estamos sufriendo en el Parque, en forma privada: contaminación de aguas, deshechos humanos, residuos, erosión de senderos, infinidad de rescates por mal estado de sendas y la pérdida de calidad de las visitas), el gobierno –entonces al mando del presidente de APN Cristian Larsen– decidió organizar el ingreso del uso público y cobrar el acceso para subvencionar estas problemáticas de manejo, organizando y construyendo servicios, nuevas sendas, nuevos baños, toda la parte de campamentos… con el propósito de generar fuentes de trabajo y tercerizarlos en pos de la conservación del lugar.

Quiero dejar en claro que para tener un PN y mantenerlo hace falta dinero. Los PN tienen como fin velar por la soberanía del país, y está muy bien que se cobre el ingreso para sustentación del recurso. Gracias a que tenemos este parque nacional, la economía de El Calafate y El Chaltén se nutren del turismo. Cuidar la soberanía a través de los Parques no está reñido con generar una economía turística en base al cuidado que demandan.

El Pato de los Torrentes es uno de los animales en peligro de extinción que pueden verse en Los Huemules. Caparrós hizo los letreros de esa reserva privada.Soledad Gil

Según las autoridades nacionales actuales los parques se van a poder visitar sin guía. ¿Estás de acuerdo?

Con respecto a la desregularización de guías de turismo, veamos: nosotros tenemos 39 parques nacionales y con esta nueva política se busca la libre competencia, y no cuidar nichos comerciales. En mi experiencia, como fiscalizador, tenía que salir a las sendas a controlar que los grupos tuvieran guías habilitados –algo que hice en otros Parques como Cataratas– pero, llegaba la temporada y lo que ocurría era que no había guías, entonces venían los grupos y me decían: “Señor, yo quiero entrar al Parque y… no encontramos guías”. Y era cierto: los guías estaban ausentes y era plena temporada. ¿Qué pasaba? Resulta que, con el clima bueno, algunos se iban a disfrutar por las suyas; entonces había que dejar asentado en un libro especial que se los había buscado y lo que esto generó fue un efecto contrario: la falta recaía en quienes hacíamos ese trabajo porque dejábamos entrar a los grupos sin guías.

Sendero Tierra de Colores en el Parque Patagonia. Tradicionalmente, los senderos se hacían siguiendo las huellas de los animales, pero no siempre eran las vías más panorámicas o accesibles. En la actualidad, primero se busca el objetivo y luego se busca diseñar un sendero que no sea demasiado técnico ni empinado.

Lo que quiero significar con este ejemplo es que hay toda una parte conflictiva entre el manejo del Parque y obligar a la gente a tener guías; por eso el gobierno tomó la decisión de dejar sin efecto la contratación de un guía de turismo en lo que atañe a sendas tradicionales, en la red troncal, dado que uno puede ir y volver por las suyas sin problemas. De hecho, en otros Parques del mundo no es obligatorio un guía en lo que se refiere a sendas tradicionales.

El ingreso por el Portal Norte del PN Los Glaciares cuesta $45.000 para extranjeros y $15.000 para nacionales. El ingreso a Los Huemules (temporada 2024/2025) estuvo en $28.000

Ahora bien, para lo que es alta montaña sí es obligatorio: son zonas remotas, de alto riesgo, y lo mismo aplica al rafting… es decir que se trata de una medida selectiva. Ofrecer más alternativas para que no todo esté concentrado en un lugar y el manejo recaiga sólo en un grupo de guías, sino que haya más opciones: cabalgatas, bicicletas, salir a pescar… que se diversifique el uso dentro del Parque con mucha más libertad.

Yo estoy de acuerdo en ese aspecto y que la parte comercial se regularice sola, que no esté APN como papá cuidando el trabajo de algunas personas que salen con el grupo y se quedan mudos todo el trayecto; les están pagando una cifra importante y no hablan de plantas, no hablan de animales, no saben quién es Perito Moreno.

Caparros y su brigada en el Parque Patagonia, donde trabajaron diseñando los senderos para la Fundación Rewilding.

El Chaltén es producto de un crecimiento no planificado, en términos urbanísticos, al que se le opone el modelo de la reserva privada Los Huemules. ¿De qué se trata esta suerte de realidad aparte? ¿Cómo y cuándo nació?

La Reserva Natural Privada Los Huemules es un desarrollo inmobiliario innovador donde el cuidado del recurso natural, y la preservación del patrimonio histórico y cultural son referencias permanentes a seguir. Todo se encuadra dentro de un plan de manejo de uso público. El proyecto nació en el año 2000, y desde sus orígenes se les dio a los visitantes la posibilidad de recorrer esta senda con un cobro de ingreso.

Los Huemules cuenta con 5.800 hectáreas, de las cuales sólo 250 están afectadas a los lotes y al hotel Explora que abrió en 2021.El plan de manejo sólo permite 450 personas por día (contando propietarios, sus visitas, los huéspedes del hotel y los visitantes).

Lo que ofrece Los Huemules es alta calidad de vida: agua pura, electricidad a través de una turbina hidráulica, con un plan de manejo muy estricto. Todas las casas tienen lecho nitrificante, con lo cual se chequean las napas periódicamente, hay cero contaminación y hay diferentes tipos de manejos interesantísimos. Los Huemules cuenta con guardaparques, centro de visitantes, senderos habilitados, cartelería, etc., una serie de servicios que se ofrece también y se suma al manejo del PN Los Glaciares porque son vecinos: los separa nada más que el río Eléctrico. De esa forma resulta una gran ayuda para el Parque porque baja la intensidad de su uso.

Dada su cercanía con el PN chileno Bernardo O’Higgins, Los Huemules conforma un corredor biológico entre este y el PN Los Glaciares.

Además de haber hecho el Portal de Ingreso a la villa, Caparrós llevó a cabo una serie de obras de uso público junto con sus “compañeros de ruta” en la misión compartida de darle soporte a la vida del pueblo. Léase: toda la cartelería para el puesto sanitario, la escuela, la gendarmería nacional, el centro municipal y el gimnasio, entre otros espacios.

Los bancos de la plaza también fueron hechos por el productivo Caparrós; igual que la folletería para todo el corredor Lago del Desierto, más los portales de acceso a cada sendero. Participar en los rescates con el Club Andino, y organizar los eventos de la Capital Nacional del Trekking, están en la lista de las buenas acciones de carácter comunitario, como fue coordinar el festejo del cumpleaños de Parques Nacionales cada 6 de noviembre.

El sendero que conduce a las lagunas Verde y Azul es uno de los más buscados en la reserva Los Huemules.Soledad Gil

A pedido del Secretario de Turismo de Santa Cruz, le tocó organizar cursos de capacitación de cartelería para Río Turbio, el Centro de Esquí, Puerto Deseado, e incluso para El Calafate, donde hizo el Portal de Entrada con su compañero Adrián Falcone. Juntos dieron el curso Capital de los Glaciares; realizaron toda la talla, y diseñaron el nuevo portal que está ahora más cerca del aeropuerto. “Siempre sumando”, remata este personaje múltiple, y señala que: “para la estancia El Cóndor, Menelik y Los Huemules hice la infraestructura de uso público; cartelería de entrada, mástiles, puentes colgantes, carteles para las calles, folletería… ah, y una talla para el Centro de Visitantes en tamaño original. Me llevó todo un invierno hacerla. Es de ciprés de la cordillera, y representa una pareja de huemules, el macho con su hembrita”, concluye. Como pago de esos trabajos, Caparrós recibió un terreno y tiene su espacio propio en la reserva.

¿Qué cosas cambiarías en la realidad del presente de El Chaltén?

Más que cambiar, tomaría la decisión política de hacer un nuevo pueblo. Esto me remite a la historia de PN cuando tomó las riendas de la villa de Bariloche y en ese momento el arquitecto Bustillo dijo: “No vamos a crear un monstruo, vamos a crear tres villas que compitan unas con otras”. Ahí nacieron Villa La Angostura, Villa Traful y Villa Mascardi. Con ese concepto europeo de pequeños pueblos en los valles, acá habría que hacer lo mismo; hay lugares con vistas a toda la cordillera, vistas al glaciar, acceso al lago… en fin, hay un montón de posibilidades para hacer algo bien bonito y entender que es necesario para no reventar El Chaltén. Este enclave está dentro de un PN, limitado por el río Fitz Roy y el Río De las Vueltas, y la realidad es que no tiene más tierras. Hoy se ha perdido la calidad del lugar por el mal manejo de la tierra. Es terrible lo que está sucediendo.

La talla de la pareja de huemules que Caparrós hizo para la reserva de ese nombre se exhibe en el Centro de Visitantes.Mariana Eliano

Por otro lado, lo que también haría es poner dos ferries para poder pasar en vehículo entre Villa O’Higgins y El Chaltén: uno en dirección al lago del Desierto y el otro al lago O´Higgins. En general, la gente que llega con vehículo propio –viene mucha gente por la ruta austral, del lado de Chile– tiene que cruzar en Los Antiguos, no hay otra forma para entrar a esta zona. Pero si pudieran seguir hasta Villa O’Higgins, aumentaría la actividad turística y comercial para toda esa región, un beneficio muy grande tanto para la parte chilena como para la nuestra.

¿Vivirías en algún otro lugar de la Argentina, o El Chaltén es tu lugar en el mundo?

Sí, elegí este lugar: “acá tiro mis cueros”, dije. Tener la posibilidad de vivir dentro de un parque nacional no existe en otra parte del mundo. Es algo mágico, todavía los argentinos no se dan cuenta del valor que tiene todo esto; salta a la vista por la manera en que se comportan en este entorno, las cosas que hacen. Lo cierto es que no se puede vivir dentro de un PN, está prohibido por ley, y eso tiene demasiadas problemáticas: el devenir cotidiano siempre tiene que estar afuera de los parques. Pero bueno, acá fue una cuestión geopolítica y había que armarlo y así nació El Chaltén. Poder vivir acá lo considero algo majestuoso. Le doy las gracias todos los días a don Francisco Pascasio Moreno.


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