En Clarín y en las redes sociales se recordó esta semana que el fallecido periodista Julio Nudler fue el primero en 2004 desnudó los negocios con los seguros en que estaba involucrado el ex presidente Alberto Fernández por su gestión al frente de la Superintendencia de Seguros de la Nación durante la presidencia de Carlos Menem.
¿Cómo eran los negocios con los seguros y los reaseguros para el Estado? El ex ministro de Economía Domingo Cavallo nombró al economista salteño a Roberto Guzmán al frente del Instituto Nacional de Reaseguros (INDER) para disponer su liquidación porque era uno de los “nidos de la corrupción”.
Guzmán fue liquidador del INDER entre 1994 y 1996 y tuvo una serie de fricciones con Alberto F. quien estaba al frente de la Superintendecia.
Entonces, Cavallo contrató al ex fiscal Luis Moreno Ocampo y su socio Hugo Wortman Jofre para investigar la corrupción en el INDER. Estos hicieron una denuncia penal, pero años después terminó cerrada en los tribunales de Comodoro Py en medio de denuncias de arreglos con jueces de parte de funcionarios y empresarios investigados en una estafa al INDER de millones de dólares.
Aún despedido por Menem de Economía, Cavallo siguió apoyando a Guzmán y hasta le prologó su libro titulado “Saqueo Asegurado, la corrupción en el negocio de los seguros y el caso Salta” publicado en 1997. El libro fue aportado como prueba en la causa penal.
En esa introducción, el ex ministro afirma que el INDER fue “uno de los organismos más invadidos por la corrupción y los negociados de la Argentina hiper regulada”. Aseguró que tras dos años de funcionamiento de una Comisión Liquidadora del INDER -antes de la gestión de Guzmán- “la deuda aparente del organismos se había cuadriplicado”.
Cavallo contó que Guzmán “perplejo nos manifiesta (en 1996) su asombro por el estancamiento de causas judiciales abarrotadas de pruebas condenatorias, suficientes como para tener tras las rejas a un buen número de funcionarios, lobbistas y personales públicos de gran renombre”.
Guzman revela en el libro con detalles cómo funcionaba la “industria del juicio” contra el INDER y pone como ejemplo un choque automovilístico producido en La Rioja en 1983, donde la víctima cobró 14 mil dólares y los abogados y peritos -vinculados a un funcionario menemista- que intervinieron terminaron cobrando 1.400.000 dólares.
En 2004, el fallecido periodista Julio Nudler, intentó publicar en Página 12 la nota titulada “Títeres y Titiriteros” por el nombramiento de Claudio Moroni en la Sindicatura General de la Nación (Sigen), la mano derecha de Alberto Fernández. El diario K levantó la nota porque describía una supuesta “red de negocios” entre Moroni y Alberto Fernández cuando ambos eran números uno y dos en la Superintendencia de Seguros de la Nación. Por otra parte, la censura a Nudler fue el motivo clave por el que se disolvió la agrupación Periodistas ese mismo año.
Según Nudler –quien denunció censura del diario oficialista y fue cínicamente criticado por el periodista K Horacio Verbitsky-, Alberto y Moreno presionaron entre 1994 y 1996 a Guzmán, para que “reconociera una deuda con el sector de los seguros de 1.200 millones de dólares, cuando luego el propio Guzmán demostró que apenas era de 500 millones”. Fernández negó la acusación.
El 16 de noviembre 2004, Nudler le respondió al periodista K y escribió “La extensa nota del comisario político Horacio Verbitsky en la edición dominical de Página/12 confirma, lamentablemente, su degradación moral, ya tal vez sin redención posible. ¡Demasiados años de enjuagar ropa sucia y publicar aguas servidas!”
“Pudiendo ser un buen periodista, incluso brillante, él optó por la permanente manipulación política, en el peor sentido. Hace mucho que engaña desaprensivamente a sus lectores si con ello cree beneficiar a alguien por quien aboga, nunca trasluciendo sus verdaderos móviles. En función de no sé cuáles operaciones políticas, asume ahora el papel de defensor de dos personajes siniestros, en este caso Alberto Fernández (jefe de Gabinete) y Claudio Moroni (Síndico General de la Nación), secuaces el uno del otro”, agregó.
“Es por eso también que mi situación de censurado ha experimentado un ascenso: ahora soy un proscripto. No sólo se tiró a la basura una nota mía: luego se me despojó de la columna y de todo otro espacio desde el que pudiera volver a denunciar la corrupción del gobierno de Kirchner. De esto HV tampoco dice nada, pero sí opta por publicar mi vieja columna, que ya todo el mundo conoce sobradamente gracias a Internet, convirtiéndose él en una especie de Verbitsky/12 de segunda mano.¡Gracias, compañero Horacio, por tu compromiso inquebrantable con la libertad de expresión! ¿Cómo puede la politiquería conducir a tanta enajenación mental?”, agregó con ironía.
Luego destacó “mientras tanto, HV refiere sus fallidos encuentros con la cúpula gerencial y periodística de Página/12 en términos irreproducibles, concluyendo que son personas con las que es imposible todo diálogo. Pero como para que no queden dudas sobre su bajeza, HV afirma que mi denuncia «fue un conmovedor grito de desesperación y despedida», extendiéndome así el certificado de defunción debido al cáncer que padezco”.
“Sin embargo, y por sugerencia suya, yo acababa de tomar un turno con su esposa, la doctora Müller, homeópata, que él me recomendó -en la misma visita que le hice el jueves a pedido suyo- para mejorar mi estado general y moderar cualquier efecto colateral de la quimioterapia. Por precaución, y sin que esto implique juicio alguno respecto de la idoneidad y la conducta profesional de la facultativa, acabo de cancelar el turno. Tuve la fantasía de que era Horacio Verbitsky quien me prescribía las drogas, y me sobresalté” finalizó Nudler quien fue editor de Clarín, la revista Somos y Página 12, además de un experto en tango. Nudler falleció al año siguiente.