Una nave espacial rusa Soyuz con dos rusos y un estadounidense a bordo despegó este miércoles desde Baikonur, en Kazajistán, rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI) según imágenes transmitidas en directo por la agencia espacial rusa Roscosmos.
La misión de la Soyuz MS-26 «se desarrolla con normalidad», indicó el reporte. La tripulación está integrada por los cosmonautas rusos Alexéi Ovchinin e Ivan Vagner y por el astronauta estadounidense Donald Pettit.
El espacio es uno de los últimos sectores en los que Rusia y Estados Unidos cooperan, desde que Moscú lanzó una ofensiva en Ucrania en febrero de 2022. Los países occidentales pusieron fin a su cooperación con Roscosmos en el marco de sus sanciones contra Rusia, pero las naves Soyuz siguen siendo una de las únicas maneras de encaminar equipos hacia el EEI.
El sector aeroespacial ruso sufre desde hace años de problemas financieros, escándalos de corrupción y fracasos como la pérdida de la sonda lunar Luna-25 en agosto de 2023.
Estos problemas, sin embargo, no frenaron las ambiciones de Rusia, que desea construir su propia estación espacial para reemplazar la EEI y reanudar las misiones hacia la Luna. La agencia rusa también contempla encontrar nuevos socios en países del sudeste asiático, África y Medio Oriente.
El acople
Horas más tarde del lanzamiento, la Soyuz MS-26 con tres tripulantes a bordo se acopló hoy con éxito a la Estación Espacial Internacional (EEI), informó Roscosmos. El acoplamiento, transmitido en directo por la televisión, se produjo sin contratiempos a las 22:32 hora de Moscú un minuto antes de lo programado.
El aparato se enganchó al módulo Rassvet del segmento ruso de la plataforma orbital tras 3 horas y 9 minutos de vuelo. Los tripulantes de la Soyuz MS-26 se sumarán a los actuales inquilinos de la EEI, los rusos Oleg Kononenko, Nikolái Chub y Alexandr Grebenkin, los estadounidenses Tracy C. Dyson, Mike Barratt, Matthew Dominick, y Jeanette Epps.
Ovchinin, Vagner y Pettit permanecerán en el la EEI un total de 202 días y regresarán a la Tierra el 1 de abril de 2025. El programa de la misión incluye la realización de 42 experimentos científicos.
En diciembre Ovchinin y Vagner efectuarán una caminata espacial para instalar un espectrómetro en el casco del módulo Zvezdá, del segmento ruso de la EEI.
La geopolítica estatal
Desde la tragedia de los transbordadores Challenger y Columbia y el fin de la Guerra Fría, la NASA entró en cierta decadencia por falta de presupuesto ante el menor interés geopolítico por el espacio exterior. Para enviar astronautas en misión, los norteamericanos comenzaron a depender de la agencia rusa Roscosmos durante nueve humillantes años, a la que pagaba 80 millones de dólares por cabeza. Hasta que apareció Elon Musk con su empresa Space X que en 2021 comenzó a transportar sus primeros astronautas y a colarse en ese nicho que terminó de abrirse con la guerra en Ucrania.
Occidente no está dispuesto a cooperar ni depender en casi nada de Rusia, aunque aún no han podido desprenderse del todo. Este vuelo conjunto fue hecho a regañadientes por EE.UU.
Rusia lo tiene claro y su agencia espacial aprobó en 2022 un plan maestro para la creación de una nueva estación espacial. Ya que Moscú anunció que se retirará de la Estación Espacial Internacional (EEI) después de 2024.
Yuri Borisov, jefe de Roskosmos y el presidente Vladimir Putin, anunciaron en junio de 2022 que construirán una nueva estación, una vez finalizados sus compromisos con la EEI.
La EEI habúa surgido como un proyecto conjunto entre cinco agencias espaciales y ha estado en órbita alrededor de la Tierra desde 1998. La han usado para miles de experimentos científicos. Originalmente estaba pensada para operar hasta 2024 pero EE.UU. quiere extender el proyecto.
La Agencia Espacial Europea (ESA) también finalizó su colaboración con Roskosmos: iban a lanzar en conjunto un robot a Marte y en respuesta Rusia detuvo los lanzamientos de su nave espacial Soyuz desde un sitio de lanzamiento de la ESA en la Guayana Francesa.
No hubo acuerdo
La NASA intentó por llegar a un acuerdo con los rusos para que la EEI pudiese seguir funcionando en conjunto hasta 2030. Pero los rusos no quieren –en respuesta a las sanciones económicas internacionales contra su país– mientras sus laboratorios en la EEI están envejeciendo. Pero la opinión de los ingenieros es que los módulos pueden funcionar hasta 2030.
La partida de Rusia de la EEI sin dudas es problemática para su funcionamiento: fue diseñada de tal manera que los socios dependen unos de otros. Los estadounidenses proporcionan la energía; los rusos, la propulsión evitando que la plataforma caiga a la Tierra. Sin los rusos, EE.UU. y sus socios –Europa, Japón y Canadá– deberán idear otros medios para impulsar periódicamente la estación más alto en el cielo, algo que podrían hacer los cargueros robóticos estadounidenses.
Fue recién en el año 2000 cuando los primeros tripulantes, el astronauta de la NASA Bill Shepherd y los cosmonautas rusos Yuri Gidzenko y Sergei Krikalev, abordaron la estación. Desde la EEI hubo hitos en la conquista espacial como la caminata espacial más larga de la historia, los primeros cultivos de alimentos en órbita y el descubrimiento de las llamas frías.
Según la NASA, aun sin los rusos, la EEI funcionará hasta 2030 y entonces tendrá un final dramático. En 2031, el gran módulo espacial caerá al océano Pacífico y se irá al fondo del mar.