martes, 24 diciembre, 2024
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La otra cara del dólar barato: impacto en sectores clave como el inmobiliario, automotriz y exportaciones

En la Argentina hay retraso cambiario, según coinciden la mayoría de los especialistas y también el sector privado. Todos entienden la necesidad del Gobierno de mantener a raya al dólar para contener la inflación, pero todos se preguntan hasta dónde sería positivo mantener el dólar barato, y alertan sobre los sectores que se ven perjudicados.

El punto medular que preocupa al mercado y a empresarios de distintos sectores es cuánto puede durar esta política, teniendo en cuenta que todas las señales indican que va para largo.

El contexto macroeconómico no es comparable al existente en aquellos períodos en los que el tipo de cambio real tenía un nivel similar al actual. La diferencia principal es el superávit fiscal. En los 90 hubo un fuerte retraso cambiario, pero con fuerte déficit fiscal, hasta que todo voló por los aires.

La fuerte caída de los dólares financieros y el blue, hasta ponerse casi a la par del oficial, sorprendió a los operadores. Fue adjudicada sobre todo al flujo de divisas que aportó el blanqueo de capitales, y a la restrictiva política de emisión monetaria cero, que el gobierno viene cumpliendo a rajatabla.

Dólar: el tipo de cambio real, por debajo de los niveles de hace un año

De acuerdo al índice de tipo de cambio real multilateral que publica el Banco Central, el dólar real se encuentra por debajo de hace un año y apenas por encima que en diciembre de 2015, antes de la devaluación y levantamiento del cepo.

Para los expertos, esto lo ubica en un nivel no tan lejano al mínimo previo de la salida de la convertibilidad. Todos esos puntos críticos fueron seguidos de una fuerte corrección cambiaria, una perspectiva que no asoma en el horizonte en el corto plazo. Lejos de eso, la presunción que se extiende es que la economía ingresó en un ciclo de «peso fuerte» o, mejor dicho, «dólar barato», por largo tiempo.

Este escenario no terminaría de convencer al FMI, partidario de la libre flotación con dólar competitivo, para sumar reservas. El dólar bajo siempre eleva los riesgos de una corrida cambiaria, a pesar de que no existan por ahora datos que la justifiquen.

Pero habría que ver qué ocurre si se produce algún shock global, como ya ocurrió en el pasado. O si el Gobierno no logra avanzar con reformas claves en el Congreso.

El Banco Central sigue sin tener dólares para enfrentar un ataque especulativo, y por eso el ministro de Economía, Luis Caputo, apunta a lograr un fuerte desembolso del FMI si se llega a un acuerdo. Si es posible, desearía cerrarlo en el primer trimestre del año próximo, y obtener unos u$s 10.000 millones.

La intención es complementar el acuerdo con el Fondo Monetario con el crédito REPO por u$s 3.000 millones más los préstamos organismos como el BID y el Banco Mundial.

Si el contexto internacional se complica o hay un susto político, el potencial de caída del peso es muy grande y el BCRA no tiene reservas. Ese es el diagnóstico realizado por la consultora 1816.

Además, recordó que medido a la cotización del contado con liquidación, el stock de pesos prácticamente se duplicó al pasar de u$s50.000 millones a más de u$s100.000 millones, computando los títulos del Tesoro en manos de inversores que no son bancos.

Cómo impacta el «dólar barato» en sectores claves de la economía

El dólar barato impacta a varios sectores de la economía. Un ejemplo es el turismo. Viajar al exterior se convirtió en una opción mucho más competitiva que el verano pasado frente a los precios en dólares que se publican en los principales centros turísticos del país. La Argentina está cara. También algunos sectores industriales afrontarían un problema similar, particularmente de cara a la apertura de las importaciones. Todo esto conlleva a que la presión sobre las reservas del Banco Central aumenten en forma exponencial. El Gobierno ya espera una fuerte salida de divisas el año próximo.

Incluso desde el sector más competitivo de la economía, el campo, se observan dificultades.

Es que si bien es cierto que el atraso cambiario es compensado por la reducción de la brecha, la desaparición del incentivo del dólar blend pone todo el foco en el nivel de retenciones. Esto particularmente en un contexto de precios bajos de la soja, que oscila entre los u$s370 y u$s380 la tonelada, muy lejos de los precios vistos hasta el año pasado.

Si el dólar blend pierde competitividad (por baja del CCL e inflación en pesos), el dólar sigue fortaleciéndose mundialmente, los stocks finales de soja subiendo mundialmente, el tema de las retenciones se va a ir haciendo más difícil de lo que está, indica un reporte de la consultora Orlando Ferreres & Asociados.

A este escenario se suma el hecho de que el Gobierno analiza reducir el ritmo de depreciación del peso, del 2% al 1% mensual, para mantener más a raya la inflación. Esto redundará en mayor retraso cambiario.

Tras la devaluación del 54% en diciembre, el Gobierno pisó el dólar con el «crawling-peg» de 2% y el peso se apreció ante la aceleración inflacionaria durante los primeros meses del año.

Sufre la exportación de servicios y los sueldos «dolarizados»

La contracara de un peso más apreciado en una Argentina más cara -medida en dólares- es que algunos sectores, como el de la Economía del Conocimiento, ya lo están sufriendo y uno de los grandes problemas es el encarecimiento de la mano de obra local.

La exportación de software y programación es una muy buena alternativa para argentinos muy calificados en ingeniería informática. Pero un dólar retrasado disminuye el rendimiento de los honorarios que se cobran afuera.

Así como el país se volvió más caro para el turismo, también los salarios dolarizados quedaron retrasados respecto al costo de vida actual.

El peso se apreció un 31% frente al dólar oficial entre diciembre 2023 y noviembre 2024, mientras que con relación al dólar MEP lo hizo en un 50%. Esto genera una menor competitividad.

Previo a este encarecimiento del costo de vida en dólares, la situación era inversa: el peso era débil y la divisa estadounidense, potente.

Desde el sector de la Economía del Conocimiento aseguran que existe un encarecimiento de los salarios, debido a este fenómeno. Aunque también se observa una mayor «especialización» de los trabajadores.

Los salarios son el principal costo de producción en el sector de programación, según un reporte de la cámara Argencon. Representan entre un 50% y 70% del presupuesto es una empresa.

Hasta noviembre, la mediana salarial de servicios de software es de $1.200.000, mientras que el de hardware es de $1.000.000.

Pero con la apreciación del peso y el estancamiento del dólar, muchas empresas que hacían pagos en divisas -promediando una cantidad de meses- plancharon todavía más los salarios.

Los efectos en la venta de autos y el sector inmobiliario

Además, la caída de la cotización libre, que prácticamente ya empalma con la oficial, tendrá impacto en la economía real. Al menos, en sectores clave en los que la distorsión de la brecha económica era un elemento central de su desempeño, como la venta de autos.

En ese mercado, es habitual que los concesionarios tomen billetes cash y los paguen al valor blue. Antes la diferencia era enorme -llegó a ser del 45%- pero en la actualidad no supera el 10%.

En tanto, en el segmento de real estate, la construcción atraviesa una fuerte caída de actividad, producto del freno de la obra pública. Pero tampoco la obra privada parece mostrar una clara tendencia a la recuperación.

La construcción cayó 24% en octubre respecto al mismo mes del año pasado y también se retrajo 4% respecto de septiembre. Este último dato es el que refleja las dificultades para remontar la cuesta sin el estímulo de la obra pública y el anabólico de la brecha cambiaria, que hacía rendir más los dólares del colchón, para la obra privada.

La estadística de los despachos de cemento informada por la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland (AFCP) se mantiene planchada desde julio. El crecimiento mensual desestacionalizado fue del 1,6% el mes pasado, mientras que las ventas cayeron 14% interanual.

En la medida que los costos suben en pesos por la inflación, se encarecen aún más en dólares, el único precio de la economía que baja.

La baja del dólar también impactó en los desarrolladores y en los tomadores de créditos UVA.

Para los desarrolladores, especialmente aquellos que financiaron proyectos a través de créditos con índices atados a la divisa, la reciente baja del dólar generó un aumento en el nivel de deuda de sus proyectos.

El panorama también es complejo para quienes invirtieron hace unos meses en una obra en pozo ya que se encuentran con la sorpresa de que, pese a haber pagado, las cuotas en pesos correspondientes, ahora deben más en dólares.

Concretamente:

  • El billete verde cayó casi 30% en los últimos tres meses
  • Paralelamente, el índice de la construcción CAC (utlizado para indexar las cuotas) trepó 10% en ese lapso
  • La combinación de ambos efectos hizo que quienes debían, por ejemplo, u$s100.000 hace tres meses, ahora estén debiendo u$s140.000 o más.

Esto puso en alerta a gran cantidad de personas que están pagando las cuotas para un departamento ahora en pozo.

Otro sector clave donde la distorsión de la brecha impulsaba típicamente la actividad, al menos mientras el Banco Central tuvo dólares disponibles para la importación, es el automotor. La baja del dólar libre tiene un efecto múltiple. Por un lado, abarata los autos importados, incluyendo los de alta gama, achicando la diferencia con los autos de producción nacional especializada en el segmento mediano.

Este rubro está fuertemente atado a los vaivenes del tipo de cambio. Así, cuando el dólar paralelo está «caro» en términos históricos y la brecha es elevada, esto fogonea las ventas, dado que los compradores ven una oportunidad en vender los billetes en el mercado informal y pagar cash en pesos. Como contrapartida, el derrumbe de la brecha enfría la demanda. 

Los autos nacionales quedan a precios elevados comparados con algunos modelos de marcas «de lujo» con los que antes no competían. Ese fenómeno puede tener un impacto en el mix de ventas de las terminales automotrices, a las cuales les resultará más conveniente importar más y producir menos, en función de la demanda de sus clientes.

Las ventas de autos 0Km experimentaron una fuerte caída del 20,5% en noviembre respecto de octubre, de acuerdo con datos de ACARA. El mercado de autos cerró el mes pasado con 35.364 unidades en el cómputo absoluto y 33.288 patentamientos en el segmento de los autos particulares y vehículos utilitarios. Con relación al mismo mes del 2023, las ventas bajaron 1,7%.

Javier Milei apuesta a mantener el dólar barato hasta las elecciones

Con la inflación en baja, Milei apuesta a mantener el dólar barato al menos hasta las elecciones legislativas.

«Veo un escenario de dólar barato», sostuvo Lorenzo Sigaut Gravina, de Equilibra. Explicó que la expectativa es que en el corto plazo la trayectoria es sostenible, el Banco Central compra divisas, hay muchos argendólares y hoy no están urgidos de ir al Fondo Monetario.

Y dejó una advertencia: «Si el Gobierno no quiere devaluar no debería dejar atrasar el tipo de cambio».

Entre los puntos a favor de la postura oficial se anota uno clave: en 2025 habrá un fuerte superávit comercial producto de las exportaciones del sector de energía. En el Gobierno creen que podría llegar a los u$s10.000 millones.

Exonomistas alertan que si Brasil sigue devaluando ese pronóstico de superávit podría bajar.

Otro foco de problemas está vinculado con la economía real. Los sectores productivos van a tener que convivir con un tipo de cambio real atrasado. Y las pymes que compiten con importados podrían salir perdiendo, cuando son las mayores creadoras de empleo.

Además, ante la guerra comercial que lanzará Donald Trump contra China, subiendo aranceles, se espera que el gigante asiático devalúe más su moneda para ganar competitividad, lo que permitirá un mayor ingresos de productos chinos a países como la Argentina.

«Pocas industrias y pocos sectores pueden funcionar con estos números de tipo de Cambio», advirtió Sebastián Menescaldi, de la consultora EcoGo.

Incluso, el economista consideró que aún si el gobierno corrige el tipo de cambio no necesariamente se va a ir a precios.

«Si lo hace dentro de un programa con el Fondo Monetario vas a tener un shock inflacionario, pero no tan grande, muy distinto a lo que ocurrió en diciembre», explicó.

Lo cierto es que en la Argentina, de manera recurrente, los dólares suelen no alcanzar.

A esto se suma que la macroeconomía atraviesa un período de extrema fragilidad y vulnerabilidad, y un problema estructural parte del atraso cambiario que se inicia en el 2021 cuando el Gobierno intentó que el dólar oficial se moviera por debajo de la inflación; lo que produce a nivel agregado es un exceso de demanda.

En este marco, el director ejecutivo de la Fundación Observatorio PYME, Federico Poli, alertó que el atraso cambiario representa un «subsidio a las importaciones».

Poli sostuvo que «más del 90% de las empresas dicen que tienen aumentos en las materias primas», sin embargo, el indicador de sus precios «corre por detrás del resto de los indicadores». Por eso, advirtió que «los márgenes se están acotando porque este proceso no puede seguir por mucho más tiempo».

Y recomendó «buscar un equilibrio entre el proceso de desinflación y atender la situación de competitividad de las pymes, porque vemos números de la caída de la producción y empleo que llaman la atención».

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