El mes de febrero tiene la particularidad de convertir al 2024 en un año bisiesto, lo que ocurre cada cuatro años, cuando se agrega un día más en este mes, que habitualmente tiene 28 días, como una manera de equilibrar el calendario solar con el cronológico. Pero, ¿de dónde proviene el nombre bisiesto? ¿Qué determina esta cualidad?
Las décimas restantes que se contabilizan detrás de los 365 días del año se acumulan y en el conteo final generan un corrimiento en la fecha de las cuatro estaciones del año, por lo que cada cuatro años es preciso agregar un día más al mes de febrero para corregir este desfase y así lograr que el calendario coincida con el tiempo en que la Tierra tarde en realizar su vuelta alrededor del sol.
Sin la existencia de los años bisiestos, cada 12 años los calendarios se desfasarían 3 días, lo que provocaría un cambio en la fecha del inicio de las estaciones y eso explica que en 2024 el mes de febrero cuente con 29 días.
De acuerdo a los cálculos astronómicos, la Tierra tarda aproximadamente 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45 segundos en dar una vuelta alrededor del Sol; ese tiempo restante a lo que conforma el año significan casi seis horas más por año, lo que representa en cuatro años, un día completo más.
El nombre bisiesto proviene del latín “ante diem bis sextum Kalendas Martias”, (sexto día antes de las calendas de marzo en español), lo que coincidía con el 24 de febrero. Como la frase era un poco larga, se terminó resumiendo en “bis sextus”: que se traduce a bisiesto.
Con las primeras referencias en el calendario egipcio y luego en el romano, fue Julio César quien le pidió al astrónomo alejandrino Sosígenes que le ayudara a crear una alternativa al último calendario, que fuera más apegada a la realidad y a la rotación de la Tierra.
Sosígenes propuso un calendario, extremadamente similar al de los egipcios, que tenía 365 días con un día adicional cada cuatro años para así alinearse con el año solar. Así fue como nació el calendario juliano, que luego, con cambios, se convirtió en el calendario gregoriano, que rige hasta nuestros días.
Posteriormente, una de las modificaciones fue que el día adicional de los años bisiestos sería el 29 de febrero y no el 24, fijado por el calendario juliano.
Qué pasaría si no existiesen los años bisiestos
Según las estimaciones científicas, si no se realizaran estas correcciones a lo largo de los años, se perderían seis horas del calendario gregoriano anualmente. Con este corrimiento, además, podrían desfasarse las estaciones alterando significativamente el calendario y las actividades que están ligadas a las fechas exactas de cada cambio estacional.
Como dato curioso sobre los años bisiestos se puede remarcar que la probabilidad de nacer un 29 de febrero es de 1 entre 1461, según la Sociedad Honoraria de los Nacidos en Día Bisiesto. Actualmente, existen apenas cuatro millones de personas en el mundo que nacieron ese día.
LA NACION