Durante su discurso en la cena anual de la Fundación Libertad, que fue previo al del presidente Javier Milei, el primer mandatario uruguayo Luis Lacalle Pou hizo un breve análisis sobre lo que definió “la receta Uruguay” -que aclaró no era plausible de pasar a otro país”- y dio una serie de lineamientos que lo distanciaron del pronunciamiento habitual del jefe de Estado argentino.
“Nosotros contamos con un elemento poderosísimo que es la cohesión social; sin eso no hay posibilidad de gozar de la libertad individual. Si el todo no está bien, es imposible ser libre en el mundo moderno”, expresó durante su conferencia, que no fue seguida por el mandatario argentino dado que no se encontraba entre la audiencia en ese momento.
Tras ello marcó que “uno de los anclajes uruguayos es el Estado fuerte, no grande”.
“Es más, para que sea fuerte no tiene que tener tanta dimensión”, explicó sobre una de las declaraciones que más controversia generó y que se expone en contraposición a las críticas al Estado que suele hacer Milei. “Se necesitan instituciones fuertes y para eso hace falta una clara separación de poderes y una democracia fuerte. Esto, queramos o no, se lo debemos a los partidos; sin partidos fuertes es más riesgosa la democracia”, agregó luego.
De esta forma, indicó que los partidos políticos “limitan y contienen, ayudando a la actitud de un gobernante”. “¿Cuál es el deber de un Presidente? Primero, tener valores y principios; segundo, seguir los programas de gobierno. El tercero es gobernar para todos; el que más me quiere y el que menos”, determinó.
LA NACION