Este martes, los vecinos del barrio porteño de Vélez Sársfield se vieron sorprendidos con el incendio de al menos cuatro vehículos atribuidos al accionar de los denominados quemacoches. Los ataques tuvieron lugar en dos distintos puntos cercanos, uno de ellos en el patio interno de una agencia de autos.
Personal de Bomberos de la Ciudad y de la Comisaría Vecinal 10 A de la Policía porteña fueron desplazados durante esta madrugada por un par de hechos similares sucedidos a pocos metros de distancia. Uno de los incendios ocurrió en parte de la propiedad de una agencia de vehículos ubicada en Calderón de la Barca y la avenida Juan B. Justo. Allí ardía un Chevrolet Agile, por lo que hubo que extinguir las llamas.
El otro hecho se registró a dos cuadras y media, sobre la calle Dr. Emilio Castelar al 700, donde tomó fuego generalizado un Daewo Matiz que estaba estacionado sobre la vereda, afectó a un Fiat 147 y la radiación calórica también alcanzó a un Ford Mondeo, informaron las fuentes policiales consultadas por LA NACION.
El Daewo incendiado pertenece a la misma agencia en cuyo patio interno fue quemado el Agile. Interviene en la investigación el Área de Flagrancia Oeste, a cargo del Dr. Alejandro Foster. Durante el combate a los incendios, en este segundo punto en particular, los bomberos hallaron un bidón con combustible, presuntamente utilizado para iniciar el fuego.
Miguel es el propietario del 147 incinerado y contó que su vehículo nada tiene que ver con la agencia de autos. “Eran cerca de las cuatro de la mañana cuando escuché un ruido. Pensé que eran tiros, aunque me pareció raro porque en el barrio no pasa. Antes de salir, miré por la ventana [de la casa] y vi policías. Al salir me encontré que se incendiaba el otro auto y no pude hacer nada. No podía encender el mío porque tenía que cargar la batería”, relató el hombre a LN+, que estaba trabajando para poner en condiciones y venderlo.
Contó que su vehículo no tiene seguro porque ninguna empresa quería hacerlo por tratarse de un rodado “viejo”. Le había hecho “el motor a nuevo”. “Lamentablemente, ahora me encuentro con esta porquería y espero que encontremos a la persona que hizo esto. Es un bajón para mí. Es incobrable. No sé a quién reclamarle”, agregó Miguel, preocupado.
LA NACION