martes, 2 septiembre, 2025
InicioEconomíaComprar un auto versus invertir esa plata y moverse en taxi o...

Comprar un auto versus invertir esa plata y moverse en taxi o Uber: esto es lo que más conviene

Los costos de movilidad son una de esas decisiones cotidianas que esconden un dilema mucho más grande de lo que parece. Movilizarse todos los días desde el hogar hacia el trabajo puede hacerse en auto propio, en taxi o en plataformas como Uber, pero detrás de cada opción hay números que sorprenden. No se trata solo de cuánto cuesta moverse cada mes, sino también de qué pasa con el capital que queda atado a un vehículo y no trabaja en el sistema financiero.

Para darle forma al análisis, tomamos un caso concreto: una persona que recorre unos 22 kilómetros en total para ir y volver del trabajo, durante 20 días hábiles por mes. La primera pregunta es ¿cuánto cuesta hacer ese trayecto en cada modalidad?

Con un auto modelo 2025, se estimó que el costo de mantenimiento mensual asciende a $762.262. En ese número se incluyen cochera, estacionamiento durante la jornada laboral, seguro, patente, nafta, lavadero, service programado y elementos de seguridad. Los gastos anuales se prorratearon en doce meses para tener una base homogénea de comparación.

Sale más de 750.000 pesos por mes mantener un auto modelo 2025

Mantener el auto es más caro que viajar al trabajo en Uber o taxi

Si en lugar de usar el auto se opta por taxis, con dos viajes diarios de 11 kilómetros cada uno, el gasto mensual estimado es de $499.200. Y si se elige Uber, la cifra sube a unos $580.000, considerando valores de hora pico.

La primera conclusión es clara: mantener un auto resulta más caro que cualquiera de las alternativas de transporte por aplicación o taxi. A la idea de que «el auto es más barato» la contradicen los números de este ejemplo.

Sin embargo, también tiene un valor apreciado por muchos propietarios de un vehículo.

El auto está siempre a su disposición, sin depender de la disponibilidad de conductores ni esperar tiempos de llegada. Pueden cambiar de ruta, hacer varias paradas, improvisar viajes largos o salir a horas poco habituales sin restricciones. Posibilidad de viajar a lugares donde las plataformas no llegan o tienen poca cobertura (zonas rurales, carreteras, pueblos pequeños).

Alternativas para hacer trabajar la plata en vez de «dejarla estacionada»

Pero tener un auto no solo significa gastos mensuales: también implica mantener inmovilizado un capital importante. Si se decide venderlo, en este caso, con una valuación de $25.000.000, surge la posibilidad de poner ese dinero a trabajar. La pregunta es entonces si los intereses generados por distintas inversiones alcanzan para cubrir el gasto de movilidad.

Empezando con la opción más conocida, el plazo fijo, tenemos que la TNA es de 54%. Esto implica una TEA de 69,6% y una TEM de 4,5%. En números, eso significa que cada mes se generarían $1.125.000 de intereses sobre los $25 millones, más del doble de lo necesario para pagar tanto taxi como Uber. Con una billetera virtual, la TNA promedio es de 37% (TEA de 44,3%, TEM de 3,1%), lo que implica unos $775.238 mensuales, también por encima del gasto estimado en transporte.

Con esto se muestra que, en el escenario actual, tanto plazo fijo como billeteras generan un flujo mensual que permite financiar la movilidad sin tocar el capital inicial.

El análisis puede ir un paso más allá. En lugar de utilizar los intereses mes a mes, ¿qué pasa si durante un año completo se reinvierten y se deja que el capital crezca con interés compuesto? La idea es cubrir el transporte con ingresos corrientes durante ese período inicial y, a partir del segundo año, vivir de los intereses potenciados.

En un plazo fijo, los $25 millones se convierten en $42.397.035 al cabo de doce meses. Eso significa que en el segundo año los intereses mensuales ascienden a unos $1.907.866, superando el último dato de salario SIPA publicado y muy por encima del gasto de taxi o Uber. Con una billetera virtual, al final del primer año el capital se ubica en torno a $36.065.514 y en el segundo año los intereses mensuales rondan $1.118.374, también con holgura.

Ahora si usamos otro instrumento financiero, como los bonos ajustados por CER, se muestra otra dinámica. Si se toma como referencia el TX25 (CER + 1,8%), con la inflación proyectada por el REM para 2025 (27,3%), el rendimiento esperado es de 29,1% anual. En ese escenario, al cabo de un año el capital crecería hasta $32.275.000. En el segundo año, la renta mensual estimada, calculada a partir de la tasa efectiva mensual, sería de unos $782.669. Esta cifra cubre sin problemas el gasto en taxi, aunque frente al costo estimado de Uber queda más ajustada.

Estos cálculos, por supuesto, deben tomarse como aproximaciones. Las tasas pueden variar de un mes a otro, la inflación no siempre sigue las proyecciones y el contexto político suele agregar volatilidad, especialmente en períodos electorales. Aun así, el ejercicio sirve para dimensionar cómo cambia la foto cuando se reinvierten los intereses en lugar de retirarlos inmediatamente.

Otro punto importante es que ni los plazos fijos ni las billeteras ofrecen cobertura frente a la inflación. En un escenario de precios en baja, como sugieren las estimaciones actuales, esta limitación pesa menos. Pero si la inflación volviera a acelerarse, el poder de compra de esos rendimientos podría deteriorarse. Los bonos CER, en cambio, ofrecen esa protección, aunque a costa de asumir el riesgo crediticio del soberano y cierta falta de liquidez en caso de querer desarmar la posición antes del vencimiento.

En definitiva, el análisis muestra que mantener un auto propio es la opción más cara, tanto por el gasto mensual como por el capital que se inmoviliza. El taxi y Uber resultan más económicos en comparación, y si se vende el vehículo, tanto un plazo fijo como una billetera permiten financiar cómodamente esos viajes. Los bonos indexados, por su parte, funcionan como cobertura ante la inflación y ofrecen rendimientos razonables, aunque más ajustados en el escenario de inflación descendente que plantea el REM.

La decisión final dependerá de las prioridades de cada persona. Quien valore la disponibilidad inmediata y el control total sobre los tiempos probablemente seguirá eligiendo el auto, aun pagando más, pero con la tranquilidad de tener movilidad propia. Quien busque eficiencia financiera puede encontrar en el taxi y en las inversiones una combinación más atractiva. Y quien esté dispuesto a esperar, reinvertir y jugar con el interés compuesto, puede aspirar a un segundo año donde los rendimientos crezcan de manera significativa, siempre dentro de la incertidumbre que caracteriza a la economía argentina.

Lo que queda claro es que, en este terreno, no alcanza con calcular cuánto cuesta moverse cada mes. El verdadero desafío es entender cómo se relaciona ese gasto con el uso o la inmovilización de un capital, y qué alternativas existen para hacer que el dinero trabaje en lugar de dejarlo estacionado. En un país donde la movilidad financiera suele ser tan importante como la física, comparar un auto con un taxi o con un bono no es un capricho: es parte de las decisiones cotidianas que, al final, definen el bolsillo.

Más Noticias