Lo hizo público Luis Majul tras una recentísima charla en off con el Presidente. A Javier Milei, dijo el periodista en su programa de LN+, no le temblaría la mano para expulsar a ningún funcionario al que sorprendiera robando. Y citó la frase textual de su fuente, reproducida en una placa: “Y además, yo ya demostré que no dudo ni dudaré en echar a cualquiera que pudiera estar en algo raro. Y sin imporar el rango, ¡eh! Pero dije a cualquiera. Con una única excepción”. “¿Qué excepción?”, repreguntó Majul, según su racconto.
Respuesta de Milei: “Mi hermana Karina”.
Silencio grave en el estudio.
¿El Presidente acaso estaba avisando que no le pidan lo imposible, echar a su hermana? Aunque las evidencias se acumulen contra ella, ¿la secretaria general de la Presidencia tiene “licencia” para recaudar por izquierda? ¿Está habilitada a cobrar las supuestas coimas de 800 mil dólares de las que habla en los audios el desplazado titular de la Agencia Nacional de Discapacidad, Diego Spagnuolo? ¿Por qué Karina tiene coronita? ¿Porque se apellida Milei?
Si es cierto que el Presidente dijo lo que contó al aire Majul, la conclusión es una sola: Milei no solo no quiere, sino que no puede echar a su hermana. Es algo que le está vedado. La necesita.
Cobra entonces un sentido más profundo aquella repetida frase presidencial según la cual ella es “el Jefe”. Nadie puede echar a su jefe.
¿Por qué Milei depende tanto de su hermana? La enumeración de razones es variopinta. Por un lado, es la que maneja el día a día de la gestión mientras el Presidente se entretiene con los números de la economía y los tuits de las redes sociales. Es la que, junto al asesor Santiago Caputo, “gobierna”. En segundo lugar, Karina es la que maneja la caja gubernamental, así como antes de llegar al poder se ocupaba de los números de la campaña y aún más atrás, de la economía personal de Javier, entre cuyas cualidades no está la de ser un administrador demasiado prolijo. “Ella es la que me maneja los números”, ha reconocido él en diversas entrevistas. Si a Milei le faltaba plata en su época de economista mediático, la hermana era la que le decía que había que dar más charlas entre empresarios para llegar cómodo a fin de mes. Y hay memoriosos que recuerdan que, como ahora, no había ninguna factura en esas transacciones. Era “todo en groncho”, afirman.
Pero, además de ser la cajera histórica de su hermano, primero en su economía personal y ahora en la del Estado, también hay una dependencia psicológica por la que él no puede vivir ni gobernar sin ella. Cuando Javier era un niño y su padre lo golpeaba, solo Karina se animaba a salir en su defensa. Cuando murió Conan, allá por 2017, solo Karina se ocupó de que el perro y su amo afligido siguieran en contacto a través de una médium, Celia Melamed, quien habló del asunto en un video que todavía circula por internet. Cuando el hermano mayor se siente solo, abatido, derrotado, es la menor la que sale en su rescate y lo sostiene. Si él hasta la compara con Moisés, el profeta, y lagrimea ante cámara cuando dice esas cosas. Según esa interpretación, él viene a ser Aarón, el hermano mayor de Moisés, su “divulgador” y el primer Sumo Sacerdote del pueblo de Israel. Pero el profeta, el personaje más importante, es ella.
No importa, entonces, lo que investigue la Justicia. Milei y su hermana son inseparables.
¿Cómo echar a Moisés sin que caiga Aarón?