“Todos tienen un plan hasta que reciben un golpe en la cara”. Mike Tyson, uno de los mejores boxeadores de peso pesado de todos los tiempos, soltó esa frase para expresar que todo aquello que uno planifica en meses se derrumba en un segundo. El DT de fútbol, Alfio Coco Basile, decía algo similar cuando lo criticaban por no sentir apego al orden táctico. “Escúchenme, yo a mis equipos los paro bien en la cancha. El problema es que cuando empieza el partido, los jugadores se mueven”.
Los eventos, los accidentes, lo que uno no espera, pasa, dicen Tyson y Basile. Y en economía ni hablar. De hecho ayer sucedió un ejemplo más (y van…) en Argentina.
El Banco Central se metió en la rueda de pases o repo, para ofrecer a los bancos que lleven sus pesos excedentes a colocar allí al 36% anual. Se trata de una tasa más alta que el 29% que pagaba con las LEFI (Letras Fiscales de Liquidez, que cumplieron su propósito de facilitar la eliminación de los pasivos remunerados del BCRA) y que la propia autoridad monetaria dio de baja operativamente el pasado 10 de julio.
Pero ayer, resultó que la autoridad monetaria terminó no solo convalidando una tasa de interés más alta que la hace unos días atrás sino que además intervino en la tasa, algo que dijo no haría.
La autoridad monetaria intervino en futuros y puso, además, la posición del dólar a un mes por debajo del valor del mercado spot. Los bancos vendieron dólares y con los pesos aprovecharon la suba de tasa que convalidó el BCRA para comprar futuros.
Fue tal la magnitud de su participación que en los días anteriores las operaciones de Pases no habían llegado a $ 500.000 millones. Ayer fueron $ 4.39 billones. Aumentaron 238% en un solo día. Lo bueno: el dólar bajó. Ayer el tipo de cambio oficial llegó a $ 1.300 a mitad de la rueda y cerró a $ 1.280. En el mercado quedó un sinsabor, sin embargo. Fue la confirmación de que el Gobierno borraba con el codo lo que había informado casi un mes atrás, el 9 de junio, cuando se anunció en el marco del lanzamiento de la Fase 3, la eliminación “de la noción de tasa de interés de política monetaria propia de esquemas como el inflation targeting. En su lugar, la tasa de interés será determinada endógenamente por el mercado, en línea con un régimen centrado en los agregados monetarios”.
Esto que es algo hipertécnico y que entiende no más que un puñado de economistas, forma parte de un esquema en el que el Gobierno pretende fijar la cantidad de dinero de la economía para bajar la inflación, y que el tipo de cambio y la tasa de interés ‘floten’ (o se determine de manera endógena).
El problema es que tanto remover las LEFI de un santiamén, como pretender que las tasas de interés o el dólar se determinen por la oferta y la demanda, genera dificultades y fricciones en lo inmediato que demostraron ayer que el Gobierno no está dispuesto a afrontar porque significaría correr riesgos innecesarios de cara a un año electoral.
“Hace falta un market maker, el mercado argentino no tiene espaldas para un corrimiento del Banco Central”, le expresó días atrás un experimentado economista a Federico Sturzenegger, sobre estas recientes medidas de remover las LEFI. Muchos economistas de la city reconocen en la figura del ministro de Desregulación su capacidad de diálogo, de escucharlos, aún cuando no piense como ellos, como no encuentran hoy con otros miembros del equipo económico y que conocen de la época en la que estaban en el sector privado en Wall Street. No son pocos los que creen que alguien cometió un error.
¿Pero cuál?
El Banco Central informó este lunes que la base monetaria aumentó de $ 33,1 billones el 8 de julio a $ 43 billones el 10 de julio. Esa avalancha de 10 billones de pesos sobre la economía se explica porque el stock de las LEFI bajó $ 15 billones. La Secretaría de Finanzas absorberá $ 5 billones con bonos en la licitación de hoy, pero sobran $ 10 billones: una mitad fue a los encajes y la otra a los Pases del Banco Central y a comprar las Lecaps que vendió el viernes; las tasas de caución bajaron de 30% a 15% y el dólar subió.
¿Entonces hubo un error de programación macroeconómica o financiera por esos $ 10 billones de aumento en la base monetaria que ya están en la serie publicada en la web de la autoridad monetaria?
El año pasado sucedió algo similar, antes del anuncio de la Fase 2, con la expansión monetaria. Javier Milei canalizó algún reproche aquel entonces.
Este mismo pasado jueves, el día que se reflejó el aumento en la base monetaria, el Banco Central puso dos medidas para contrarrestar el efecto no neutro de la medida: permitió a los bancos tener 30% de sus activos ligados al dólar en forma adicional a la posición en moneda extranjera y trasladar el exceso de integración entre julio y octubre a la posición del mes siguiente. Pero como eso no fue suficiente la autoridad monetaria vendió Lecaps, con lo cual bajaron los precios de los títulos y subieron las tasas para remediar ese exceso de pesos.
A última hora del martes, Luis Caputo le echó la culpa a los bancos en X: «Las lefi se suponía que los bancos las iban a canjear por lecaps. Pero los bancos, temerosos de perder la liquidez diaria, no fueron con todo y prefirieron hacer numerales. Al sobre encajar todos al mismo tiempo, estaba claro que eso iba a derivar en una baja de la tasa corta, por lo cual el Banco Central empezó a absorber esa liquidez excedente […] Pero en el mientras tanto, ya que esos pesos liquidan el viernes próximo, el BCRA absorbió 5 billones en los últimos 3 días hábiles, siendo que la prioridad siempre fue, es y será, que no sobren pesos, de manera de consolidar el proceso de desinflación que estamos transitando».
Sin problema. Las lefi se suponía que los bancos las iban a canjear por lecaps. Pero los bancos, temerosos de perder la liquidez diaria, no fueron con todo y prefirieron hacer numerales. Al sobre encajar todos al mismo tiempo, estaba claro que eso iba a derivar en una baja de la… https://t.co/Vo6LfPPqWZ
— totocaputo (@LuisCaputoAR) July 16, 2025
¿Y el mercado?
Al mercado le hace ruido que el Banco Central diga un día que la tasa será endógena y un mes después haga lo contrario. Menos le preocupa el aumento del dólar porque en definitiva es un mecanismo de autoajuste en un régimen de flotación cambiaria y en un escenario en el que el año próximo se deberá refinanciar unos US$ 10.000 millones de títulos en poder de privados. Comprar reservas permitiría bajar más el riesgo país y acceder a los mercados. Si algo hizo el Gobierno hasta hoy es ajustar y cambiar su plan. Cuando recibe una piña.