Gendarmería Nacional, esa fuerza que tiene en la ministra de Seguridad Patricia Bullrich a su máxima autoridad y recurrente cómplice en la búsqueda de impunidad por sus crímenes, se apresuró a sacarse de encima todo tipo de responsabilidad por las heridas que recibió el joven fotoperiodista Pablo Grillo y que pusieron en grave riesgo su vida.
Se trata de un trámite exprés, de apenas 24 horas, mediante el cual determinaron que el cabo Héctor Guerrero es considerado totalmente inocente y libre de responsabilidad alguna, mientras que adjudicaron la responsabilidad al propio Grillo por “ubicarse en la línea de tiro” de los efectivos de la fuerza.
El trámite fue dado a conocer ahora a partir de un allanamiento dispuesto por el juzgado a cargo de la jueza María Servini el mes pasado. Allí se daba cuenta de la “iniciativa” dispuesta por el Comandante de la Región, Marcelo Porra Melconian, para determinar las responsabilidades, cinco días después de los hechos represivos desplegados por gendarmería en las inmediaciones del Congreso. Recordemos, la embestida de las fuerzas se dio en el marco de la protesta de los jubilados que tuvo lugar el 12 de marzo y en la que contaron con la solidaridad y el apoyo de hinchadas de distintos clubes de fútbol.
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Las órdenes a las que respondía gendarmería eran la 659 y la 660/25. La 659, que había sido emitida por la Policía Federal, ya muestra la vocación provocadora de la fuerza: era denominada “Porque hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados”.
Este informe altera los hechos de la realidad y busca victimizar a las propias fuerzas. Allí, el cabo Guerrero planteó que “estaban casi rodeados por los manifestantes”. Contradiciendo directamente las filmaciones que muestran que los mismos se encontraban a más de 50 metros. Dice que la orden que recibió fue la de dispersar a quienes de movilizaban y que su arma era “no letal”, contradiciendo esta vez al propio reglamento de gendarmería que indica que pueden serlo de ser disparadas directamente al cuerpo, tal como hizo, justamente, Héctor Guerrero.
Sin embargo, el Mayor Adrián Barresi planteó en este informe interno que el disparo que hirió la cabeza de Pablo Grillo habría sido realizado hacia el pavimento, otra declaración que es refutada a partir del estudio de los propios videos que registran el hecho, pero también como producto de aquellos que dan cuenta de que Guerrero disparó varias veces de la misma forma: directo a los manifestantes.
Finalmente, el informe va a sacar como conclusión que el impacto del cartucho de gas lacrimogeno en la cabeza de Pablo es un “hecho fortuito, en función de que el mismo se encontraba agachado, a la altura de vuelo post rebote de la granada y en la línea de tiro entre los gendarmes y los manifestantes”. Es decir, le echan la culpa directamente a Pablo Grillo y se desligan de cualquier tipo de responsabilidad. Es por eso que los gendarmes plantearon que ni Guerrero ni sus superiores deben “recibir ningún reproche desde el punto de vista disciplinario”.
Toda la reconstrucción del hecho realizada por Gendarmería choca directamente con las pruebas aportadas por distintos medios, filmaciones y testimonios, incluyendo la reconstrucción del disparo y la situación que realizó el Mapa de la Policía, demostrando como el disparo que impactó sobre Pablo fue directo al cuerpo.
Es evidente, Gendarmería busca perpeturar su impunidad, tal como hicieron en otros casos resonantes, comenzando por el de Santiago Maldonado, donde también contaron con la ayuda de “Miliquita” Bullrich, siempre dispuesta a ayudar a sus subordinados y buscando envalentonar a las fuerzas de la represión.
Más allá de las afirmaciones de Gendarmería haciendo de juez y parte al mismo tiempo, se trata de una causa, pero sobre todo de una lucha que sigue abierta. El papá de Pablo Grillo, Fabián, denunció ante los medios que Bullrich y Gendarmería “no tienen vergüenza, ya no saben qué hacer para ocultar” y planteó que “El sistema judicial no puede hacerse el tonto en este tema”.
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