La expresidenta comunicó en una entrevista en C5N que será candidata por la Tercera Sección Electoral de la provincia de Buenos Aires.
Frente a un PJ en crisis, defender el bastión
Cristina Fernández de Kirchner volvió al ruedo electoral con un anuncio que sacudió el tablero político: será candidata en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires, específicamente en la Tercera Sección Electoral. Su decisión busca ser un gesto de compromiso en un momento en que el peronismo cruje y no presenta una alternativa clara frente a la motosierra de Javier Milei.
“Voy a ser candidata en la Tercera Sección”, declaró CFK durante una entrevista en C5N, marcando el tono político de su retorno. Lo hizo dejando clara su intención de frenar el posible desastre electoral que podría sufrir el PJ en septiembre, con consecuencias nacionales en octubre. “¿Alguien concibe que si al peronismo no le va bien en septiembre en PBA, nos puede ir bien en octubre?”, preguntó, apuntando directo al corazón del debate estratégico dentro del oficialismo bonaerense.
El dato no es menor: la Tercera es uno de sus bastiones históricos, y su candidatura podría ser uno de los pocos hechos capaces de nacionalizar una elección dividida en secciones.
De este modo, la aparición de CFK como candidata es un pequeño aliciente a la enorme crisis del peronismo que corre riesgo de hacer una pésima elección, incluso en la Provincia.
Contra el desdoblamiento y el desarme político
Cristina también fue crítica del desdoblamiento electoral impulsado por el gobernador Axel Kicillof. Lo consideró un “error político” que no se justifica ni en términos prácticos ni históricos. “Nunca se desdobló“, recordó, señalando que la decisión solo fragmenta y debilita la potencia electoral del peronismo en su principal bastión territorial.
Pese a la crítica, aclaró que no intervendrá directamente en las decisiones del Ejecutivo bonaerense. Pero su mensaje fue claro: hace falta orden, coherencia y responsabilidad política. El desdoblamiento parece más una muestra de desorientación que una táctica con perspectivas reales de victoria.
Otro episodio que acumula tensiones en la interna peronista, donde en vez de las “nuevas melodías” que pedía Kicillof, Cristina vuelve con el albúm de los grandes hits del peronismo, con ella como repetida directora de orquesta.
¿Alcanzará con más de lo mismo?
Ahora bien, ¿alcanza con volver a las urnas para frenar el ajuste de Milei? Está claro que no. El problema está lejos de ser sólo electoral: es político, programático y estructural. El peronismo no puede seguir haciendo equilibrio entre gestos de resistencia simbólica y políticas de administración del ajuste. Mientras se discuten candidaturas, el pueblo sufre. Mientras se ordenan listas, se multiplican los despidos, se vacían los comedores y se precariza la salud.
Cristina reaparece porque intuye el vacío. Porque sabe que, sin ella, el frente oficialista provincial puede implosionar. Pero también porque disputa espacios dentro del internismo que tiene, por un lado, al gobernador y su nuevo movimiento “Derecho al Futuro”, y por otro, a La Cámpora y al cristinismo.
Aún así, más allá de su candidatura, las propuestas políticas del peronismo y su gestión de las mismas, son las mismas que regaron descontento y le abrieron las puertas a Milei.
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En un país empobrecido, con la ultraderecha en el gobierno y un pueblo cada vez más castigado, la pregunta de fondo sigue siendo la misma: ¿quién se planta con un proyecto real para frenar la motosierra? El peronismo ha dado muestras, tanto sindical como políticamente, de que pacta gobernabilidad en lugar de enfrentarse al gobierno. Incluso el “candidato del proyecto” de hace unos años terminó siendo esbirro de la motosierra. No es por este camino que se derrotará el proyecto de Milei.
Es necesario construir una alternativa que rompa con las estructuras de la política tradicional, responsables de habernos llevado hasta esta situación. El Frente de Izquierda tiene el desafío de aprovechar estas disputas para poner en pie y postular una alternativa socialista desde los trabajadores, los sectores populares y la juventud, convocando y canalizando la bronca de miles de decepcionados.