Brasil tiene una demanda latente de gas y ve en Vaca Muerta una oportunidad que le permitiría ofrecer a sus industrias energía más barata. Para Argentina, significa un potencial exportador de alrededor de USD 2.800 millones al año, a un precio promedio. El negocio brasileño está en la compra del recurso barato en el país, pero para eso busca resolver una parte de la infraestructura y tiene fuertes exigencias al Gobierno de Javier Milei, como la reducción de la tarifa de tránsito internacional.
El director del departamento Gas del Ministerio de Minas y Energía de Brasil, Marcello Gomes Weydt, planteó que «hay un grupo de trabajo entre Brasil y Argentina que ya discuten los puntos, la integración, la construcción y la infraestructura para que el mercado se pueda desarrollar, pero el gran desafío es la monetización, cómo definir los precios para los contratos de largo plazo».
En el país carioca hacen las siguientes cuentas. En la actualidad, el gas que importa de Bolivia tiene un precio de USD 6,67 por millón de BTU, al que se le suman USD 2,04 de transporte y luego USD 1,97 de distribución interna vía Petrobras, lo que da un total de USD 10,68 por millón de BTU que paga el consumidor. En la cuenca neuquina, los brasileños estiman que un precio competitivo para la extracción de gas sería de USD 2,5 en boca de pozo, un costo de entre USD 2,5 y USD 3 en transporte, otros USD 2 de logística interna y sumar USD 1,97 de distribución. Un valor promedio de entre USD 7 y USD 10 por millón de BTU.
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Con los números en ese rango, apunta aumentar la capacidad ociosa de las industrias ya instaladas, que está en el 40%, mientras apunta a un valor de entre USD 4 a USD 7 dólares para que se creen nuevas fábricas a base del recurso. Brasil está en medio de un proceso de cambio de matriz energética, que hoy es dependiente de la industria hidroeléctrica, sumamente volátil a eventuales complicaciones climáticas.
Cuánto representaría en divisas para Argentina
Brasil aspira a importar una demanda estimada de 30 millones de metros cúbicos de gas por día para 2030, aunque el mercado que se proyecta es de 10 millones, para cubrir la capacidad ociosa en la actualidad. Pero con un precio más bajo, que se destinaría a la instalación de nuevos proyectos industriales, se activaría un proyecto con el pico máximo que podría generar alrededor de USD 2.800 millones en exportación por año, según cálculos propios de PERFIL, validados por fuentes con conocimiento de los pormenores de la iniciativa, en base a un promedio de USD 7 por millón de BTU.
Para que llegue el gas argentino, el Gobierno de Luis Inácio Lula Da Silva deberá resolver la cuestión de infraestructura. Según explicó Weydt en el Encuentro de Energía y Producción 2025 realizado en Bariloche, tanto la opción de construir el tramo del gasoducto Uruguayana-Porto Alegre, como el de continuar el transporte vía Bolivia, están sobre la mesa. En el primer caso, el banco de inversión BNDES estaría dispuesto a financiar el proyecto que está estimado en alrededor de USD 1.000 millones. Falta, sin embargo, un tramo que iría desde Entre Ríos al país vecino que, según comentan en el sector, hay varias empresas locales que están dispuestas a hacerse cargo de la construcción, en el contexto de un Gobierno nacional que tiene la decisión política de no invertir en obra pública. En el segundo caso, Brasil le brindaría a Bolivia la posibilidad de fijar costos de transporte, algo que busca evitar.
Las exigencias de Brasil a Argentina
El funcionario brasileño destacó que el punto que más dificulta la viabilidad de la iniciativa es la regulación de transporte de gas, que encarece el precio y mete ruido en los contratos a largo plazo. En un encuentro reciente de integración gasífera que se desarrolló en Brasilia, la secretaria de Energía argentina, María Tettamanti, se comprometió a revisar para el 2026 la fijación de precios mínimos del gas. En nuestro país, los valores están intervenidos en los contratos firmados en el marco del Plan de Promoción de la Producción de Gas Natural Argentino (Plan Gas.Ar) y vencen en 2028. El esquema consiste en anclar el precio al barril del Brent que se utiliza como referencia para el petróleo. La intención del Gobierno es que a partir del 2026, el precio mínimo se fijará únicamente con base en el precio promedio, que tiende a reducir los valores actuales.
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En el mismo panel del evento, el CEO de Fluxus Oil Gas & Energy, Ricardo Savini, planteó que están listos para operar en el bloque Centenario en Neuquén, cuando se destraben cuestiones burocráticas de reglas provinciales. «El consumo de gas natural como fuente energética para las industrias en Brasil es como la historia del perro corriendo detrás de la cola. Las industrias solo van a transformar sus motores para gas natural si tienen seguridad de que van a tener gas suficiente y barato para que sus costos sean competitivos. Ahí es donde Vaca Muerta entra con mucha fuerza», explicó.
Según consideró, para lograr un precio de boca de pozo competitivo el Gobierno argentino debería eliminar los valores mínimos y reducir impuestos de exportación. Otro de los obstáculos que encuentra el sector privado es el cobro de derechos de exportación, en el orden de un 8%.
AM/ML