Federico Beligoy desde que es Director Nacional del Arbitraje y Secretario General de la Asociación Argentina de Árbitros (AAA) tuvo muchas polémicas relacionadas con ciertos manejos y supuestos arreglos de partidos. Sin embargo, recientemente surgió una nueva controversia que lo involucra directamente a él y algunos familiares suyos.
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Sebastían Martínez Beligoy, su sobrino, y Julían Beligoy, su hijo, debutaron hace poco como árbitros profesionales y sus cortas carreras muestran indicios de que Federico metió mano para beneficiarlos y para que tuvieran ascensos meteóricos.
Antes de empezar y para contextualizar, un árbitro normalmente tarda entre 5 y 8 años en llegar a Primera, más comúnmente entre los 7 y 8. Dicho esto, es claro que siguientes situaciones son, cuanto menos, cuestionables.
El primer apuntado es el sobrino del dirigente, quien empezó a dirigir en 2021, más precisamente en un partido entre la UAI Urquiza y San Miguel de la Primera B Metropolitana, tercera división del fútbol argentino. Al año siguiente, subió de nivel y dirigió 13 partidos en la Primera B Nacional, pero eso no fue todo, ya que también debutó en Primera División en la fecha 27 en el partido entre Unión de Santa Fe y Central Córdoba, el único que dirigió de la máxima categoría en 2022.
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Con tan solo 4 años de experiencia, hace poco fue nombrado árbitro internacional y, de lo que va de 2025, dirigió 9 partidos, todos de la máxima categoría, y fue nombrado para dirigir el partido de 32avos de final de Copa Argentina entre River y Ciudad Bolívar en Santiago del Estero.
Por su parte, su hijo tiene ascensos incluso más polémicos que Sebastián. En 2023 debutó en Primera D, en un partido entre Centro Español y Juventud Unida, y un año después fue cuarto árbitro en la Primera B Metropolitana y también en la B Nacional, asciendo 4 categorías en un solo año.
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Sin embargo, lo más escandaloso fue su último ascenso. El 19 de febrero de este año debutó como árbitro principal en la tercera categoría, en el partido entre Fénix y Villa San Carlos, con tan solo 2 años de experiencia. De seguir así, no sería extraño verlo en 2026, o antes, dirigiendo algún partido de primera.
Estas situaciones podrían evidenciar un claro caso de nepotismo, donde Federico Beligoy, a través de sus influencias y peso en las asociaciones de árbitros y la AFA, beneficia a familiares suyos para que asciendan más rápidamente por las divisiones del fútbol argentino y que, para un futuro no muy lejano, puedan ser figuras de relevancia que continúen con su legado.