El barrio Núñez fue noticia en diciembre por un enemigo silencioso para casas y edificios: las grietas. Y ahora se sumó otro problema, pero que se escucha. Un efecto del viento, como quien sopla la tapita de una birome, que aturde a los vecinos en momentos de mucho viento. Sugieren que lo generan las mismas torres que causaron las incontables rajaduras en distintas casas de ese barrio porteño.
Dardo Trento fue el autor de los videos que registraron los ruidos, y que poco a poco se viralizó. Cuenta que mientras lavaba la ropa empezó a escuchar un ruido raro, que ya lo percibía desde hacía tiempo, pero esta vez decidió capturarlo.
“Lo escucho desde hace un año y medio. Se siente cuando hay viento del sureste, cuando es de alrededor de 20 a 25 kilómetros por hora. Muchos vecinos lo escuchan, esto sería entre la zona de Guayra, la vía del Tren Mitre, Libertador y Crisólogo Larralde ese sería el rectángulo que más lo siente. Se escucha más al mediodía, yo creo que al menos una vez a la semana está”, le cuenta a Clarín.
Dardo explica que el ruido puede perdurar entre seis a siete horas de forma intermitente, es decir, suena aproximadamente 40 segundos, para unos dos minutos y vuelve a retomar de nuevo. “Es un tiiiii constante, cuando deja de sonar no estás seguro si deja de hacerlo porque te queda en el subconsciente”, describe. No importa si estás dentro de tu casa o afuera en la calle, el sonido no se esconde.
Agustina Santos vive hace 25 años en Núñez, conoce cada rincón del barrio antes de su transformación. Al igual que Dardo, ella también sabe qué es lo que causaría ese silbido apabullante. “Todo arrancó cuando comenzaron a construir las torres de acá y se empezaron a hacer en paralelo. Esto pasa siempre que hay mucho viento, yo me doy cuenta que suena tipo cinco o seis de la tarde o los fines de semana cuando no hay mucha gente. El ruido es ensordecedor, yo pensé que eras grúas pero después me di cuenta que era el viento. El lugar de mi casa que más lo escucho es en el patio, que casualmente da a la torre», cuenta.
Les presento al silbido de Núñez. Cuando el viento alcanza una velocidad de aprox 25kmph, las nuevas torres de Núñez hacen un efecto de un chiflido agudo que puede durar horas intermitentemente. Su intensidad a veces activa alarmas de autos. pic.twitter.com/XhsQEoKWah
— Dardo (@dardotrento) January 2, 2025
Una mujer que vive sobre Manuela Pedraza y Tres de Febrero tiene que usar audífonos, cada vez que el silbido se escucha el sonido provoca una interferencia con sus aparatos y genera un ruido fuertísimo. “Corro mucho peligro en la calle. Se lo comenté a mi fonoaudióloga y me dijo que era perjudicial en cierta medida. Porque cuando suena el pitido me tengo que sacar el audífono porque hace un ruido horrible y no me puedo comunicar o me puede hasta chocar un auto total estoy sin los aparatos”.
Daniel Fontana es médico y vive en Núñez desde 1982. Vio como poco a poco su barrio se fue transformando en el lugar ideal para los desarrolladores inmobiliarios que a paso rápido fueron construyendo innumerables edificios. “La primera vez que sentimos ese ruido fue hace algunos años. Hubo una ocasión donde no paró de sonar por diez horas. Cómo yo trabajaba en medicina laboral, usaba un decibelímetro y cuando lo puse encontré niveles que llegaban a 80, que es un ruido bastante alto”, recordó.
Según Daniel, cuando se llega a los 75 decibeles una persona debe de usar protectores auditivos. Alcanzar los 80 es similar al despegue de un avión, el paso de un tren, la maquinaria de una fábrica o la sirena de los bomberos. “Por encima de 75 decibeles puede causar daño en el oído medio e incluso sordera si se está expuesto por mucho tiempo. Además, tiene efectos no auditivos como hipertensión, insomnio e irritabilidad. Es incómodo, se siente por horas, pero cuando desaparece dejamos de prestarle atención”, remarcó.
Qué es lo que causa el silbido
Según explicó Carlos Martínez, director de la Carrera de Ingeniería Civil del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), el problema radica en cómo las edificaciones afectan el flujo del aire. Carlos señala que el viento, al encontrar obstáculos como edificios altos, cambia su dirección y velocidad, lo que puede generar efectos sonoros desagradables. En el caso de estas torres, una de ellas tiene una abertura en su parte superior que funciona «como una especie de flauta». Este diseño canaliza el aire y produce vibraciones en frecuencias audibles para el ser humano.
«Es lo mismo que ocurre con una flauta: al restringir el paso del aire, se genera una vibración en el aire y esto produce un sonido audible», explicó. Además, el experto destacó que este fenómeno no es nuevo. En Inglaterra la Torre Beetham, de 47 pisos, que silba cuando soplan vientos fuertes. Este contiene como unas aletas en la parte superior, y los días que hace viento estos paneles propician que se produzca un zumbido que tiene una frecuencia de resonancia que se puede escuchar a varios kilómetros.
El entorno también juega un papel clave en este problema. Núñez es una zona que ha experimentado un desarrollo inmobiliario reciente, con edificaciones de gran altura cerca del Río de la Plata. «El viento que viene del río genera una corriente importante, y al no haber otros edificios altos en la zona, el flujo de aire interactúa directamente con estas torres», añadió Carlos.
Además de la abertura en la torre, otros posibles factores incluyen las ventanas vidriadas y los bordes angulosos de los edificios. «Un diseño más curvo o superficies menos lisas podrían reducir este efecto», sugirió.
¿Tiene solución?
Respecto a las soluciones, Carlos aseguró que es posible realizar modificaciones en las torres. Por ejemplo, cerrar la abertura que genera el silbido o agregar elementos a la fachada para alterar el flujo del aire. «Obviamente, esto cambiaría el diseño original del edificio, pero es factible», aclaró. También destacó la importancia de realizar simulaciones computacionales en futuros proyectos para prevenir este tipo de inconvenientes.
Algunos vecinos se han quejado incluso de daños en sus propiedades debido al fenómeno, pero Carlos aclaró que el problema es exclusivamente auditivo. «El viento no genera daños estructurales en las propiedades vecinas; solo incomodidad por el ruido», enfatizó.
El caso de las torres de Núñez es un recordatorio de la necesidad de considerar el impacto ambiental y acústico en los desarrollos urbanos. «Con el crecimiento de la construcción de torres en la Ciudad, es fundamental prestar más atención a estos detalles para evitar problemas similares en el futuro», concluyó Carlos.
Clarín se comunicó con el área de Desarrollo Urbano de la Ciudad y con la Agencia Gubernamental de Control, ambos confirmaron que no hay denuncias formales al respecto. Sin embargo, aún persisten las denuncias de los vecinos que denunciaron grietas y rajaduras dentro de sus viviendas a raíz de la construcción de estas torres en el barrio. El problema viene de hace tiempo, pero desde hace más de un año recrudeció. El reclamo vecinal se transformó en una acción de amparo colectivo ambiental en agosto de 2024. Ahora la Justicia hizo lugar a la demanda y ordenó al Gobierno porteño suspender provisoriamente el otorgamiento de nuevos permisos para las obras de torres en la zona denunciada.
SC