Más que bienvenida es esta cuarta entrega de la saga con Renée Zellweger, más aún luego de lo flojita que había sido la anterior, El bebé de Bridget Jones (2016). Y todavía más cuando se anuncia que esta cuarta, a 24 años de la original, será la despedida del personaje.
Insegura, siempre tímida y a simple vista con unos kilos menos -como en la tercera-, a Bridget la encontramos ni bien arranca Loca por él como madre soltera, ya que su pareja Mark Darcy (Colin Firth) falleció. La historia está en parte inspirada en lo que vivió la escritora Helen Fielding, cuyo marido Kevin Curran murió en 2016.
Y a Bridget, que pasó los 50, la realidad le pega fuerte, entre que se inserta en el mundo de las citas virtuales y, en una de ésas, regresa a su trabajo como productora de televisión.
Salvo en las películas protagonizadas por Nicole Kidman y alguna que otra afortunada estrella de Hollywood, no es común ver en la pantalla el romance de una mujer mucho mayor que su pareja masculina. Y eso es lo que sucede, pero a Roxster (Leo Woodall, de 29 años, visto en las series The White Lotus, Citadel y One Day) no lo conoce por una aplicación sino colgada sin poder bajarse de un árbol, junto a sus dos hijos, Billy, de nueve años, y Mabel, de cuatro.
Un humor que no cambia
Algo no ha cambiado en los guiones basados en los relatos de Helen Fielding, y es ese humor entre absurdo, con dobles sentidos (o sentidos directos en cuanto a referencias sexuales) y que incluye el slapstick, el humor más físico y gráfico.
Y allí está la (anti)heroína femenina, haciendo equilibrio entre la vida moderna pasados los 50 y la maternidad, conviviendo con el recuerdo de Darcy, a quien se lo encuentra en las situaciones más disímiles.
Y si el botox ha cambiado las expresiones de Zellweger, la falta de “arreglos o desarreglos faciales en Firth hace que la diferencia etaria sea grande.
Y vuelve Hugh Grant
No es Firth el único que regresa, aunque Bridget ni vea solamente gente muerta. Entre los que vuelven están su ex amante Daniel Cleaver (Hugh Grant, que se había bajado de la tercera película por desacuerdos con el guion) y la ginecóloga que compone Emma Thompson. Cleaver significa inteligente, que no es precisamente la mayor cualidad del personaje de Grant, que integraba aquel triángulo amoroso con Firth y Zellweger en la primera película.
Con todo no es Roxster el único que le mueve la estantería a Bridget -de paso, y hablando de muebles, es increíble la escenografía del hogar de la protagonista, llena y llena de muebles, de adornos, de fotos y demás-, porque uno cree adivinar apenas ve al profesor Wallaker (Chiwetel Ejiofor, algo alejado de 12 años de esclavitud) que en su rectitud y severidad puede esconderse un atisbo de amor… Más si aparece casi encabezando los créditos iniciales.
Quienes han seguido a Jones en sus películas se encontrarán ahora que se debate entre la pérdida, el dolor y la búsqueda de una felicidad, que no por nueva es menos relevante que las que ya vimos.
La fragilidad emocional salta de la pantalla a la platea, y hará lagrimear a quienes tienen a Bridget como un personaje compinche, que las acompañó todos estos años.
Y sí, quédense a ver los créditos finales.
“Bridget Jones: Loca por él”
Muy buena
Comedia romántica. Reino Unido / Francia / EE.UU., 2025. Título original: “Bridget Jones: Mad About the Boy”. 125’, SAM 13. De: Michael Morris. Con: Renée Zellweger, Leo Woodall, Chiwetel Ejiofor, Hugh Grant, Colin Firth, Isla Fisher. Salas: Cinemark Palermo, Hoyts Dot y Unicenter, Cinépolis Recoleta, Showcase Belgrano y Norcenter.