martes, 11 febrero, 2025
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Calabaza, el preso que estaba alojado con ladrones comunes en una comisaría acusado de matar a un financista y se fugó

«Mi corazón está de luto«, dice la foto que Mariel Cardozo usa de perfil. Se enteró por los medios que –después de esperar dos años para ver preso al asesino de su hijo– Miguel Ajalla Cabrera (39) escapó de la Comisaría 6A de la Ciudad de Buenos Aires.

«Está muy mal, está destrozada», le dijo una amiga de Cardozo a Clarín tras un intento de contacto.

Ajalla Cabrera fue detenido el 24 de diciembre de 2023. Pesaba sobre él un pedido de captura solicitado por el fiscal Marcelo Munilla Lacasa en la causa por el crimen de Carlos Walter Molina (34).

Se ofrecía una recompensa de $ 1,5 millones a quien pudiera aportar datos sobre psu paradero y fue finalmente fue capturado en Palermo, arriba de un auto conducido por su entonces pareja y mientras –se presume– intentaba viajar a Brasil junto a sus hijos.

Habían pasado dos años desde el crimen del financista Carlos Walter Molina, que fue asesinado de un tiro en el pecho el 19 de noviembre de 2021 en un departamento del barrio porteño de Almagro. Se cree –al menos de acuerdo a la acusación fiscal– que era parte de una banda dedicada al delito. «Eran un polirrubro«, describieron.

Molina vendía dólares, era una suerte de «arbolito» nacido al calor del cepo cambiario. Cayó en la trampa de esta banda que se dispuso a robarle en medio de una operación falsa, o al menos eso fue lo que determinó la condena a dos de las cómplices del crimen. Ajalla Cabrera era la tercera pata de esta banda.

El prestamista Walter Molina (34) fue asesinado en Almagro.

Todo empezó cuando Carlos Molina acordó un encuentro con una mujer. Llegó a un departamento de Almagro creyendo que iba a encontrarse con «Camila», una clienta con la que ya había realizado otras operaciones, para concretar un cambio de pesos a dólares.

La cita –se supo después– era una trampa.

Molina intentó resistirse al robo: lo golpearon y lo mataron. «Camila» no existía, se trataba de Julieta Lacivitta y Estefanía Romero que lo habían emboscado.

Por este hecho Lacivitta fue condenada a la pena de 14 años de cárcel al ser considerada por los jueces Darío Medina, Claudia Moscato y Luis Márquez, del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 12, como «autora material de homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de arma de fuego«. Ella fue quien acordó la cita y quien había realizado otras transacciones con la víctima antes del crimen.

Ajalla Cabrera, alias «Calabaza», el preso acusado de un crimen que escapó de la comisaría de Caballito.

Romero era la entonces pareja de Ajalla Cabrera. Las antenas de celular ubicaron las comunicaciones entre Molina y Lacivitta siempre desde la casa de la pareja. Además, el día del crimen, detectaron un vehículo llegando y saliendo del edificio de Almagro que también era de ella.

Por su participación recibió una pena de cinco años de cárcel como “cómplice primaria” del asesinato.

Ajalla Cabrera era conocido como «Calabaza» y lo vinculan a la barrabrava de Atlanta. Su perfil criminal era grave: Ya había cumplido una condena en un penal Federal y tenía que asistir a una audiencia de indagatoria en una causa por asociación ilícita, también en manos del fiscal Munilla Lacasa, la semana que viene.

El abogado Dario Liurgo había solicitado 20 años de cárcel para Lacivitta como coautora del homicidio en ocasión de robo, y 15 años de prisión para Romero al considerarla como partícipe necesaria de un homicidio en ocasión de robo.

Lo llamativo es que con el prontuario que tiene, «Calabaza» estuviera alojado con ladrones comunes. Los otros detenidos que se fugaron fueron identificados como Matías Ferrari (38) y Axel Eduardo Ríos (25), que tienen prisión preventiva por robo; Adrián Emanuel Martín (41), detenido por «averiguación de robo»; Kevin Alexander Aguilar Salazar (31, peruano), con prisión preventiva acusado de robo agravado en poblado y en banda; y Brian Ezequiel Benavídez (24), con prisión preventiva por robo.

Aguilar y Benavídez son los únicos dos recapturados por el momento.

La fuga

Miguel Ajalla Cabrera (39) tenía prisión preventiva y en su ficha figura como «a la espera de cupo» en la comisaría de la que se fugó. Llevaba un año esperando un lugar en un penal federal, mientras llegaba a juicio por el homicidio de Molina.

Esa causa estaba en manos Tribunal Oral en lo Criminal N° 12 y a la espera de una fecha para realizar el juicio.

Ajalla Cabrera escapó el domingo junto a otros cinco presos de la dependencia de avenida Díaz Vélez 5152, después de maniatar y sacarle el teléfono al jefe policial que estaba de servicio. Hasta el momento, solo dos de los presos fueron recapturados.

Según informaron desde la fuerza porteña a Clarín, los presos aprovecharon el momento de las visitas y tomaron de rehén al jefe de la dependencia para lograr su cometido. Cuatro –entre ellos Ajalla Cabrera– se fueron del lugar en un taxi.

Según mostraron las cámaras del Centro de Monitoreo Urbano, el taxi los cruzó hasta Lanús, en la Provincia de Buenos Aires, y el chofer está siendo investigado para corroborar si tuvo algo que ver con el plan de fuga de los ladrones.

Fugas de presos y pelea entre Ciudad y Nación

Esta fuga volvió a poner en descubierto la crisis que afronta la Ciudad de Buenos Aires en relación a los presos. De nuevo hubo cruces entre el ministro de Seguridad de la Ciudad, Waldo Wolff, y su par de la Nación, Patricia Bullrich por la responsabilidad sobre los detenidos.

Wolff dijo que hubo “una grave negligencia” que posibilitó la fuga y deslizó una sospecha de una eventual connivencia policial.

Según dijeron desde el Ministerio de Seguridad porteño, en la Ciudad de Buenos Aires hay alrededor de 2.300 personas detenidas entre comisarías y alcaidías. El número viene en crecimiento sostenido, sobre todo con el aumento de las detenciones, que son a razón de 60 por hora, un 30 por ciento más que años anteriores. «La política criminal enfocada en las detenciones, sumado a la falta de infraestructura no hacen más que chocar para profundizar el problema», argumentan.

Alrededor de 1.300 presos están con prisión preventiva y 300 ya fueron condenados, es decir, ya deberían estar alojados en alcaidías y cárceles, respectivamente.

La investigación sobre la evasión está en manos de la Fiscalía N° 22 de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Mariela de Minicis.

MG

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