«La vida es bella«, repetía «Gio», de 17 años, hijo de un migrante camerunés y una rosarina. El chico era una promesa del vóley que brillaba como atacante en el club Central Córdoba de Rosario. Estaba de novio y nadie de su entorno asume que su trágica muerte, en las escalinatas del Parque España, sea un suicidio, como lo investiga la Justicia.
El sueño de Giovani Mvogo Eteme (17) era ser jugador profesional. No había dado ningún indicio, ni a su familia ni a sus amigos, de que quisiera matarse. Por eso, sostienen sin dudar: «Lo asesinaron«.
El chico fue encontrado muerto pasadas las 5 de la mañana del jueves 28 de noviembre a mil metros del Monumento a la Bandera, en la Costanera. Un policía bonaerense que paseaba por allí dio el aviso al 911.
A la 1.01, su tarjeta SUBE registró que se tomó el colectivo de la línea 132, que lo llevaba desde su casa al centro, pero cuando lo consultaron al chofer no recordó haberlo visto ni tampoco funcionaba la cámara de la unidad.
El adolescente era alumno de la escuela secundaria 545. El miércoles 27 se entrenó en el club, estuvo con su novia y volvió a su hogar, en el barrio Puente Gallego, en el extremo sudoeste de Rosario.
Su papá, Desiré Mvogo Eteme (39), quien migró a la Argentina en 2004, lo saludó en su cuarto, se quedó tranquilo y se fue a dormir.
Extrañamente, el chico volvió a salir. Creen que alguien lo llamó o le mandó un mensaje para que fuera a su encuentro. Su celular, un Samsung S6 negro, desapareció.
A las 23.20, «Gio» le pidió a su mamá que le mandara plata a su Mercado Pago para pagarse una gaseosa en Ovidio Lagos y Uriburu, ya que se había comprado un choripán y no le alcanzaba para la bebida.
«Fui a entrenar, acabo de dejar a Valentina, compré un chori y una gaseosa y ya me voy para casa«, le dijo a Vanesa Soledad Palavecino (37), que es empleada de comercio y ahora vive en Añatuya (Santiago del Estero).
Recién supieron de él a las 22 del jueves, cuando los notificaron del hallazgo del cadáver. Para entonces, el papá había ido sin parar de una comisaría a la otra y chocó con la misma respuesta: tenía que esperar para que le tomaran la denuncia.
El Parque España era un lugar al que Giovani solía concurrir, tanto solo como con su novia y con sus amigos.
Según el acta de defunción, sufrió un «politraumatismo grave por una caída«, aunque no dieron explicaciones de lo que le pasó.
«Lo desnudaron en el lugar, lo dieron vuelta, le sacaron fotos. Había una soga y una cadenita, pero ellos no buscaron nada. Nunca investigaron más allá. Siempre dijeron que fue un suicidio», objetó la mujer.
Además, advirtió que «tiraron a un costado» la ropa de su hijo, «no la preservaron, estaba mojada» y que a «él lo dieron vuelta en el mismo charco de sangre».
«Pedimos las imágenes de ocho cámaras de seguridad y solo una funcionaba. Tampoco la del colectivo», añadió.
Los investigadores concluyeron que el chico cayó desde una altura de 30 metros, en las escalinatas, de un lugar no especificado, según consta en el informe de la médica forense. Fue cerca de avenida del Huerto y Salta.
Para su mamá, «no hay ninguna posibilidad» de que haya sufrido una caída accidental: «Los golpes que él tiene en su cuerpo es como que se defendió, tiene los nudillos de sus manos coloradas, tenía un raspón grande en el costado de su estómago, una uña quebrada, varias cosas que indican que él se resistió y que alguien lo tiró».
«Si se hubiera caído, el cuerpo debería estar cerca de la pared, no a dos metros para adelante», completó Vanesa, que estuvo ocho años en pareja con el papá del chico hasta que decidió volverse a Santiago del Estero.
«Gio» se quedó en Rosario, donde iba a tener «un mejor futuro», porque «amaba la ciudad» y «el vóley».
Desiré, que llegó de Camerún en 2004 y tiene un puesto de venta ambulante cerca de Corrientes y San Luis, también opina lo mismo que su ex mujer.
«Si mi hijo, de 65 kilos, se hubiese tirado de 30 metros, el cuerpo debería tener más lesiones. Eso no fue lo que pasó. Acá hubo un homicidio. Lo último que sabemos es que lo detuvo un patrullero en la parada de colectivos», le dijo a Rosario3.
La familia de la víctima pidió revisar la investigación. En un documento, advirtió sobre las «omisiones y errores en los procedimientos que podrían comprometer la correcta administración de Justicia«.
Además, cuestionó desde la preservación de la escena del crimen -que denuncian fue contaminada- hasta el tratamiento del cuerpo, ya que aseguran que lo desvistieron en el lugar y que la soga hallada a su lado no fue preservada ni tuvo una cadena de custodia.
La víctima solo tenía consigo su DNI. La SUBE tampoco estaba.
Qué dice la investigación judicial
La causa está a cargo de la fiscal Mariana Prunotto, de la Unidad de Homicidios Culposos, a quien la familia le solicitó la reconstrucción del hecho y la exhumación del cadáver debido a que «no le tomaron huellas ni le sacaron muestras de ADN debajo de las uñas».
Según las fuentes judiciales consultadas por Clarín, las tareas de investigación sobre el celular aún siguen en reserva y «Gio» tenía lesiones compatibles con una caída de una altura de menos de 50 metros.
La autopsia estableció que no había signos de lesiones de defensa o de lesiones compatibles con una posible agresión.
«Queremos saber dónde está el celular y por qué el cuerpo estaba mojado cuando ingresamos a reconocerlo junto con su papá y mi hijo», señaló a La Capital Andrea Cima, entrenadora de vóley del club Central Córdoba.
Vanesa y Giovani planeaban pasar juntos estas vacaciones. Iban a viajar a Brasil a mediados de febrero.
Por eso, su mamá insistió: «Queremos saber la verdad. A mi hijo lo mataron, él amaba la vida, amaba el deporte, hablábamos todos los días, era incapaz de hacer eso. Te lo puede decir cualquiera que lo conocía». Qué le pasó realmente a «Gio» los perturba.
Colaboró: Bárbara Almeida Melemenis – Maestría Clarín / Universidad de San Andrés
EMJ