Donald Trump implementó una serie de acciones para cumplir con su promesa de campaña de deportaciones masivas apenas asumió su segundo mandato como presidente de Estados Unidos. Estas políticas dan mayor libertad al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) para realizar operativos en todo el territorio nacional.
De acuerdo con un comunicado del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), las directrices más recientes eliminan restricciones que, desde 2011, limitaban las operaciones migratorias en lugares considerados sensibles, como iglesias, escuelas, hospitales y refugios. Ahora, los agentes pueden realizar detenciones en estos espacios sin la necesidad de aprobaciones especiales, lo que representa un cambio significativo respecto a las políticas de la administración anterior.
“Esta acción empodera a los valientes hombres y mujeres de ICE y CBP para hacer cumplir nuestras leyes de inmigración y atrapar a los extranjeros criminales, incluidos asesinos y violadores, que han ingresado ilegalmente a nuestro país”, señaló Benjamine Huffman, secretario interino del DHS.
Otra medida destacada es la limitación de la libertad condicional humanitaria, un programa que anteriormente permitía el ingreso temporal de migrantes en situaciones de emergencia. Bajo las nuevas reglas, esta herramienta solo podrá ser utilizada en casos excepcionales y evaluados de manera individual.
Según datos del Colegio de la Frontera Norte (Colef), en EE.UU. viven aproximadamente 13,5 millones de personas sin estatus legal, muchas de ellas en estados como California, Texas e Illinois. Este último es el hogar de Chicago, una de las ciudades santuario más grandes del país, lo que la coloca como un objetivo prioritario para las redadas del ICE.
Tom Homan, el zar de la frontera de la administración Trump, declaró que los operativos iniciales se centrarán en personas con antecedentes criminales. Sin embargo, advirtió que cualquier inmigrante indocumentado encontrado durante estas acciones también podría ser detenido.
“Chicago es solo uno de los muchos lugares donde comenzarán estas operaciones. Los agentes tienen ahora mayor autonomía para realizar detenciones y cumplir con su trabajo”, afirmó Homan en una entrevista con Fox News.
Las ciudades santuario, que limitan la cooperación de las autoridades locales con las agencias federales de inmigración, están en la mira de estas nuevas políticas. Chicago, por ejemplo, ha implementado durante años medidas que protegen a los inmigrantes indocumentados al restringir el acceso del ICE a ciertos datos y espacios públicos.
A pesar de estas protecciones locales, las directrices del DHS permiten que las agencias federales actúen en estas ciudades con mayor libertad. Funcionarios confirmaron que las redadas en la ciudad santuario incluyen la participación de entre 100 y 200 agentes, con énfasis en operativos en lugares de trabajo y barrios con alta densidad de población inmigrante.
Homan reconoció que las redadas en lugares de trabajo, una estrategia que se utilizó ampliamente durante el primer mandato de Trump, volverán a ser parte del plan. “Estas operaciones no solo ayudan a localizar a inmigrantes indocumentados, sino que también combaten el trabajo forzado y la explotación laboral”, afirmó.
El alcance de estas políticas también plantea interrogantes sobre los recursos necesarios para su implementación. Según NBC News, el ICE ya enfrenta un déficit presupuestario de 230 millones de dólares, lo que podría dificultar la ejecución de deportaciones masivas a gran escala.
Actualmente, las deportaciones requieren coordinación entre múltiples entidades. El ICE supervisa las detenciones y deportaciones dentro del país, mientras que el CBP maneja los arrestos iniciales en la frontera. La Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), por su parte, se encarga de la custodia de menores no acompañados.
Con el inicio de estas medidas, la administración Trump busca cumplir con su promesa de deportar a millones de inmigrantes indocumentados.