sábado, 28 diciembre, 2024
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Hay un nuevo Trump aliado a la tecnología más avanzada

En los últimos 10 días Donald Trump recibió en Palm Beach, Florida, a los titulares de las más importantes compañías de alta tecnología de EE.UU.

Entre ellos Jeff Bezos, titular de Amazon, Tim Cook de Apple (heredero de Steve Jobs), Sundar Pichai, propietario de Google, y Mark Zuckerberg, fundador y líder de Facebook/Meta, entre otros.

Todos ellos le manifestaron el pleno respaldo al nuevo gobierno, y garantizaron su completa identificación ideológica y política.

Jason Miller, el principal asesor de política doméstica de Trump, aseguró que estas figuras cruciales de la high tech son “…socios voluntarios de la nueva administración”.

Asimismo, se presentó en Mar-e-Lago Masayoshi Son, titular del SoftBank, el mayor banco de inversión privada de Japón en alta tecnología. Aseguró que invertirá en la economía norteamericana más de U$S 100.000 millones en 2025, con la creación de 100.000 puestos de trabajo altamente calificados. Trump se limitó a pedirle que duplique su apuesta al nuevo gobierno.

Trump se ha convertido en la cabeza de una derecha rupturista que se ha aliado a la tecnología más avanzada de la época en la forma de Inteligencia artificial. Esto es, se ha volcado al futuro con una confianza total en las inmensas posibilidades que abre la nueva revolución tecnológica de la Inteligencia artificial; y en este camino súper-optimista no muestra ahora ningún rasgo reaccionario, o incluso meramente reactivo.

Esto es algo drásticamente diferente al Trump del primer mandato 2017/2021, cuando el respaldo que obtuvo en su triunfo del 5 de noviembre de 2016 fue de los trabajadores industriales del Medio-Oeste norteamericano, duramente golpeados por un letal proceso de “des-industrialización”. Aquella fue la forma en que se expresó en el “Ruhr estadounidense” la globalización de la economía mundial y la conversión de China en la principal potencia manufacturera del mundo, lo que logró asombrosamente en menos de 20 años.

Por eso, el movimiento liderado por Donald Trump que tomó a todo EE.UU de sorpresa en los históricos comicios de 2016 era esencialmente reactivo y anti-globalización, con un fuerte sesgo proteccionista frente a la potencia industrial de China.

Ahora lo que ha ocurrido en un sentido estricto es que hay un “nuevo Trump” que se ha aliado a sus antiguos adversarios de Silicon Valley y Wall Street. La expresión de este nuevo bloque histórico es acompañado en esta nueva etapa por Elon Musk, que asevera que en 2030/2032 va a llegar y ocupar el planeta Marte.

Hay además otro factor cualitativo en este “nuevo Trump”; y es que se ha impuesto abrumadoramente en el voto popular de EE.UU, con una diferencia de más de 6 millones de votos respecto a su contendiente Kamala Harris, expresión acabada de la elite “liberal” de San Francisco y la Costa Oeste.

Trump, en suma, ha dejado de ser un factor reactivo y se ha convertido en la figura más popular de la política norteamericana. Ahora es la alianza con Silicon Valley y también la expresión del voto popular en todo el territorio norteamericano.

En síntesis, ha comenzado un proceso incipiente de des-polarización en la política de EE.UU, que puede transformarse en el nuevo punto de partida de los acontecimientos norteamericanos – lo que parece estar ocurriendo – por un nuevo y extraordinario éxito económico, como lo adelanta el fenomenal ciclo alcista de Wall Street.

Por último, hay que advertir que EE.UU. se convirtió en los últimos 4 años en el ejemplo arquetípico de un extraordinario fracaso político, con un debilitamiento excepcional de su papel en el mundo, y todo esto como consecuencia del vacío de poder en Washington provocado por la desaparición de la autoridad del presidente Joe Biden, uno de los más débiles mandatarios de la historia norteamericana.

Por eso el mundo entero – y con razón – ve en Trump al verdadero representante de EE.UU. en el mundo, antes incluso de la ceremonia inaugural del 20 de enero en Washington.

Musk no solo aspira a llegar a Marte en los próximos 5/7 años, sino que se transformó además en un factor fundamental del triunfo de Trump el 5 de noviembre. Lo hizo sobre la premisa de que Trump se ha convertido en el principal enemigo del status quo en EE.UU y en el mundo; y ante todo en el plano de la alta tecnología, que ahora la Inteligencia artificial tiende a convertir en parte del pasado.

La conclusión de esta situación es relativamente fácil de establecer: el triunfo de Trump el 5 de noviembre ha abierto paso a un nuevo momento de la historia mundial, en que la revolución tecnológica en forma de Inteligencia artificial se convierte en la base del poder político; y por lo tanto en la nueva estructura del poder global.

La dupla Donald Trump/Elon Musk ha devenido en figuras arquetípicas – en los términos del tipo histórico de Max Weber – de una nueva época en la historia del mundo; y esto es algo que por su realidad y su verdad tiende a convertirse en el nuevo “sentido común” del siglo XXI.

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