El concepto de bimonetarismo ha cobrado relevancia en Argentina, especialmente en el contexto de la reciente resolución de la Secretaría de Comercio que permite mostrar los precios de los productos tanto en pesos como en dólares.
Esta medida, que busca adaptarse a la realidad económica del país, ha generado un amplio debate sobre sus implicaciones y beneficios. Argentina ha sido históricamente una economía bimonetaria, donde el peso argentino y el dólar estadounidense coexisten en el día a día de los ciudadanos.
Mientras que el peso se utiliza para las transacciones cotidianas, el dólar ha sido tradicionalmente la moneda de reserva de valor y de grandes transacciones, como la compra de inmuebles y vehículos. Esta dualidad ha generado desafíos recurrentes en la economía, especialmente en términos de estabilidad y confianza en la moneda local.
La Secretaría de Comercio ha trabajado en una nueva resolución que permite a los comerciantes exhibir los precios de los productos en pesos y en dólares, en el mismo tamaño y sin la letra chica que solía acompañar estas indicaciones.
Esta medida busca facilitar la transparencia y la claridad en las transacciones, permitiendo a los consumidores tener una referencia directa del valor de los productos en ambas monedas. La implementación de esta medida comenzará con sectores donde es razonable pensar que se puede pagar en dólares, como la compra de autos, embarcaciones y departamentos.
Estos son rubros que, en la realidad argentina, están dolarizados, aunque los pagos se realizan en pesos. La idea es que, eventualmente, esta práctica se extienda a otros productos y servicios, aunque no se espera que llegue a productos de consumo masivo en una primera etapa.
Beneficios y desafíos
El bimonetarismo formalizado ofrece varios beneficios potenciales. En primer lugar, permite regularizar prácticas ya instaladas en la economía argentina, donde más del 90% de las transacciones para inmuebles y vehículos se realizan en dólares billete.
Además, ofrece una oportunidad para transformar y potenciar la industria de medios de pago, facilitando la digitalización y la transparencia en sectores como el agro, la construcción y el real estate. Sin embargo, también plantea desafíos significativos. La coexistencia de dos monedas en una economía puede generar conflictos y arbitrajes entre monedas, lo que requiere un marco regulatorio claro y transparente para evitar distorsiones. Además, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) deberá adaptarse a una realidad más compleja, garantizando suficiente respaldo y estabilidad para ambas monedas.
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