Los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) realizaron un análisis del cuarto informe de la red de monitoreo de la chicharrita, la plaga que el último año golpeó a la producción de maíz. En el informe, realizado del 4 al 18 de septiembre, se relevaron 426 localidades en las regiones del NOA, NEA, Litoral, centro-norte y centro-sur. También se monitorearon localidades de Uruguay. Para destacar, hubo una baja de captura de los adultos de Dalbulus maidis. Es un dato clave para la nueva siembra del cereal.
“Entre el período se registró una disminución de los valores de captura de adultos de D. maidis con trampas cromáticas adhesivas en la mayoría de las localidades relevadas, fenómeno que se observó con una magnitud mayor en las regiones del NOA y NEA”, indicó.
“El período se caracterizó por la oscilación térmica (intervalos de altas y bajas temperaturas), sumándose en algunas regiones condiciones de sequía (baja humedad relativa), que atentaría la sobrevivencia de los adultos de D. maidis”, señala el informe de la red citado por CREA.
De acuerdo al relevamiento, los adultos invernales de D. maidis se encuentran en la fase final de su ciclo de vida, “aspecto intrínseco a la longevidad de la especie (90 días aproximadamente), lo que implicaría que los valores podrían continuar disminuyendo en la medida que la plaga no consiga refugio y maíz para alimentarse y reproducirse (monofágia)”.
En este marco, se indicó que “el remanente poblacional de D. maidis presenta una reducción en su dispersión pasiva a largas distancias”.
“Esto puede deberse a factores ambientales como temperatura y humedad, además de la presencia del hospedero que favorecen su actividad de alimentación y potencial reproducción en áreas más localizadas, limitando su movimiento hacia nuevas zonas o de menor temperatura, resultando una concentración poblacional en aéreas especificas (comportamiento endémico)”, precisó.
El trabajo dejó, no obstante, una advertencia sobre los maíces guachos que pueden servir de alimentación de la plaga y aconsejó actuar en consecuencia. “Las condiciones ambientales en este último período podrían desencadenar la proliferación de maíces voluntarios, que inicialmente actuarían como fuente de alimento, permitiendo con posterioridad la multiplicación de las chicharritas que sobrevivieron al invierno”, advirtió y apuntó: “Por ello se recomienda la intensificación del monitoreo, la eliminación y/o control de los maíces voluntarios y de la plaga”.
Explicó que “la intensidad del monitoreo es un componente critico en este enfoque por lo tanto en aquellas zonas donde se implantó maíz (FS temprana) será de suma importancia intensificar los monitoreos sobre el cultivo, dado que las etapas iniciales del maíz son las más sensibles a los daños del complejo de patógenos causantes del achaparramiento del maíz”, indicó el documento.
La Red Nacional de Trampas de Monitoreo de la chicharrita del maíz es una iniciativa impulsada por la Asociación Argentina de Protección Profesional de Cultivos Extensivos (Aappce), Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC), Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar), y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). Está a cargo del Centro de Bioinvestigaciones de la Unnoba – Cicba (Conicet).
LA NACION