El periodista José Claudio Escribano fue distinguido este miércoles a la tarde por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires como “Personalidad Destacada” por su contribución al periodismo.
“Su nombre es sinónimo de integridad, dedicación y excelencia periodística. Su trabajo no solo informó a generaciones, sino que también dio forma al debate público y contribuyó a la comprensión de los acontecimientos nacionales e internacionales», sostuvo al inicio del acto la legisladora María Luisa González Estevarena, quien le entregó la distinción al destacado periodista.
«Están quienes esperaba que estuviesen: la familia, los amigos, los académicos que me ilustran, los que luchan a diario por las libertades públicas y la decencia de quienes nos gobiernen. He identificado con placer, además, a quienes por sí, o por las instituciones que representan, han contribuido a hacerme más útil y venturosa la existencia», dijo Escribano, visiblemente emocionado.
Y destacó la presencia de su esposa Rita, quien «puso el pecho ante las amenazas y puso el hombro en las ausencias impuestas, como lo saben las mujeres de tantísimos colegas, cuando el oficio reclama con obstinación a sus esposos en las horas más impiadosas para ellas, día tras día, año tras año».
Lo escuchaban la familia de Escribano, constituida por Rita, sus hijas y nietos, junto a más de 200 personalidades, en el Salón Dorado de la Legislatura porteña, que lo aplaudieron de pie, durante el homenaje que moderaron los periodistas Joaquín Morales Solá y Graciela Guadalupe.
Allí Escribano repasó su carrera en el diario La Nación, donde ingresó en 1956, cuando tenía 18 años. Luego fue secretario general de Redacción, subdirector del diario y actualmente integra el directorio de La Nación.
A lo largo de esos años, Escribano vio pasar los principales acontecimientos políticos de la Argentina y el mundo, así como los cambios tecnológicos que impactaron de lleno en la industria periodística.
Por eso, con una mirada hacia adelante y aprovechando que uno de los presentes en el acto era el vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkrantz, Escribano destacó un fallo de 2022, en el caso de Natalia Denegri contra Google.
Allí la máxima instancia judicial planteó la necesidad de transparentar «cómo actúan los grandes buscadores» de Internet, ya que «no se hacen responsables del contenido que transportan» y «no reconocen la propiedad intelectual de aquellos que han generado los contenidos», dijo Escribano. Y añadió que «en esto de los algoritmos hay una opacidad que me preocupa».
«¿Cuál fue la tapa que le tocó hacer en La Nación y que mejor recuerda?», le preguntó Graciela Guadalupe, prosecretaria de redacción de La Nación.
«Hubo un título que escribí en la madrugada del 2 de abril de 1982, que estaba absolutamente convencido que iba a ser una primicia mundial. Puse ‘Desembarco argentino en el archipiélago de las Malvinas’. Y fue un título histórico en el diario, con una primicia que conseguí a las dos de la madrugada de ese día», contó Escribano.
Y también recordó títulos de otros diarios, que le llamaron la atención. Por ejemplo, uno que escribió Félix Laiño en el diario La Razón, en tres líneas: «Un comerciante fue asesinado por otro asaltante”, dijo ante las sonrisas de los asistentes.
Escribano recordó sus encuentros con los expresidentes Arturo Frondizi y Raúl Alfonsín, entre otros. «La frialdad de Frondizi hacía difícil, al menos, para aquellos que no fueran sus correligionarios acercarse en demasía». Y con Alfonsín «se me hacía muchas veces difícil el diálogo, porque era de una cordialidad tan natural, que cuando preguntaba por los hijos, yo tenía la sensación de que no era la pregunta profesional del político al que pregunta un periodista, sino que era algo genuino». Aunque su relación más conflictiva de los gobiernos democráticos fue con Néstor Kirchner.
«¿Alguna vez lo amenazaron?», le preguntó Joaquín Morales Solá, presidente de la Academia Nacional de Periodismo.
Y Escribano respondió: «Una noche de 1978, por mis comentarios contrarios a la división del poder» en tres tercios, en la Junta Militar, «el almirante Massera me llamó y me dijo ‘si yo fuera usted no andaría caminando por las calles de la ciudad, porque los jóvenes oficiales de la Armada lo tienen en la mira’. Yo igual me fui caminando a mi casa como siempre. Recuerdo esa amenaza», dijo el periodista de La Nación.
También recordó otra de las amenazas que recibió, durante el gobierno de Carlos Menem, cuando estaba en su casa de Exaltación de la Cruz y recibió un gran pañuelo, en un sobre, a nombre de su esposa y sus hijas, con un mensaje que decía “para que lo usen en la Plaza de Mayo”.
«Era un pañuelo como el de las madres que hacían ronda en la Plaza de Mayo. Estábamos por salir y alguien me llama y me dice: ‘¿Recibiste el sobre que te enviamos?’. Le dije que sí. Y me contestó: ‘Bueno, prestale atención, te ha llamado el doctor Juarez Celman’. Inmediatamente pensé que era un oficial del Ejército», por el mensaje de la amenaza, dijo Escribano.
El periodista de La Nación también contó que uno de sus hobbies es el paisajismo, que justamente desarrolla en Exaltación de la Cruz. Y contó que contrató a un arquitecto paisajista para que lo asesore, pero cuando el especialista vio ese terreno le dijo que era «un horror» lo que había hecho ahí, ya que había transformado dos hectáreas de terreno en un jardín botánico, donde ni siquiera se veía la línea del horizonte.
«Todos hemos tenido el placer de escuchar a uno de los referentes más importantes del periodismo y a quien yo considero el periodista en actividad mejor formado de todos nosotros», dijo Joaquín Morales Solá, al cierre del acto.
Entre los asistentes estaban los periodistas Hugo Caligaris y Encarnación Ezcurra, que escribieron su biografía “Escribano, 60 años de periodismo y poder en La Nacion”, que Editorial Planeta publicó en 2021. Allí cuentan de la meticulosidad de Escribano, a quien le realizaron 45 largas entrevistas y les facilitó 40 carpetas con sus archivos personales para esa biografía, además de consultar a familiares y colegas.
También participaron del acto Jorge Rendo y José Antonio Aranda, presidente y vicepresidente del Grupo Clarín; Julio Saguier y Fernán Saguier, presidente y director de La Nación; Martín Etchevers, presidente de ADEPA; Andrés D’Alessandro, director ejecutivo de ADEPA; Norberto Frigerio, director de Relaciones Institucionales de La Nación; Daniel Dessein, presidente de La Gaceta; el escritor Santiago Kovadloff; el politólogo e historiador Natalio Botana; el economista Miguel Angel Broda; el abogado Máximo Bomchil; los periodistas Fabián Bosoer, Pablo Sirvén, Jorge Fernández Díaz, Carlos Pagni, Diego Cabot, Jorge Liotti, Jorge Sigal, Laura Dimarco, Carlos Roberts y Eleonora Cole.
Además estuvieron el periodista José Ignacio López, ex vocero de Raúl Alfonsín; Alberto Dalla Via, juez de la Cámara Nacional Electoral; Ricardo Gil Lavedra, presidente del Colegio Público de la Abogacía; Jorge Telerman, director general del Teatro Colón; Emilio Perina, director del Archivo General de la Nación; Jesús Rodríguez, ex ministro de Economía y extitular de la Auditoría General de la Nación; el ex intendente porteño Facundo Suárez Lastra; el ex canciller Adalberto Rodríguez Giavarini; Jorge Vanossi, exministro de Justicia; Marcos Pereda, vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina; y Martín Schvartzman, CEO de Exponenciar, entre otros.
Perfil de Escribano
José Claudio Escribano ingresó en 1956 al diario La Nación, cuando tenía 18 años. Al poco tiempo fue el jefe más joven de la sección Política. Fue corresponsal itinerante en América latina, columnista político, secretario general de Redacción y subdirector del diario. En la actualidad integra el directorio de La Nación.
Además, presidió en varias oportunidades la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) y recibió numerosos reconocimientos y premios a lo largo de su carrera periodística, como el Premio Internacional de Periodismo Rey de España de 1981; tres Konex consecutivos de platino en 1987, 1997 y 2007; la Orden de la Legión de Honor de Francia, la Orden de Caballero de Italia y la Orden de Isabel la Católica de España, en grado de comendador.