Veinte años pasaron de la última vez que Arsenal levantó el trofeo de la Premier League. Dos décadas desde que el ya legendario Arsene Wenger lo llevó a la cumbre. Fue el título 13, número que los fanáticos más supersticiosos ya ven como algo maldito. Sin embargo, semana a semana da la sensación de que esta temporada puede romper con el hechizo. Claro, no depende solo de sí mismo. El conjunto dirigido por Mikel Arteta dio otro paso este sábado; goleó a Bournemouth por 3 a 0 en su estadio y llegó a los 83 puntos en la cima de la Premier League, cuatro más que su inmediato perseguidor, Manchester City, que horas más tarde se medirá con Wolverhampton. Si los de Guardiola ganan, no lo alcanzan, claro. Pero guardan un as en la manga: un partido postergado ante Tottenham, que podría eyectarlos a la punta.
Un penal muy dudoso destrabó un partido que se presentaba complicado para los de Arteta. Posesión total y llegadas, pero sin lastimar a los de la costa sur inglesa. El primer tiempo se consumía hasta que Havertz quedó mano a mano con Travers. El arquero salió apresuradamente, el delantero alemán cayó y el árbitro, David Coote, juzgó que hubo contacto de penal. Las distintas repeticiones sumaron dudas, pero el referí se mantuvo en su decisión. Se encargó Bukayo Saka, que soltó un toque, casi como si cayera una lágrima, para poner el 1 a 0.
Fue un golpe psicológico total. En favor del Arsenal, que se fue al descanso con la tranquilidad de que lo más difícil ya lo había sorteado; y en contra del Bournemouth, que vio cómo su castillo se derrumbaba de un soplido luego de tanto esfuerzo por sostenerlo.
A los 24 del segundo tiempo, una sucesión de toques -el último, de revés, de Declan Rice- derivó en Trossard, que definió de derecha, cruzado, para poner el 2 a 0. Deliraba la multitud en el Emirate, esperando que más tarde un tropiezo del City alimentara más su ilusión.
El golpe final lo dio una de las grandes figuras del encuentro, Declan Rice. Se jugaban 6 de los 8 minutos de tiempo agregado y el público deliraba por otro triunfo. Pero llegó el gran volante central de la selección inglesa, surgido de West Ham, para ponerle un moño al partido. Llegó por sorpresa al área, recibió un pase de Gabriel y definió ante una deficiente defensa del arquero Travers. El 3 a 0 sellaba una actuación sólida y eficaz de los Gunners.
A falta de dos jornadas para un final incierto en la Premier League, ¿qué le queda al Arsenal? Primero, un desafío que medirá su carácter: visitará a Manchester United. Si bien los de Ten Hag son un canto a la irregularidad, el marco del Old Trafford será una vara ideal para saber si los de Arteta tienen el temple necesario para ser campeones. En la última, recibirán en el Emirates al Everton.
Pero está claro, no dependen solo de sí mismos. Los rivales del City deberán darle una mano. ¿Qué se le viene a los de Guardiola, después de Wolverhampton? Visitarán a Fullham y cerrarán en casa con West Ham. Pero en el medio, estará el partido que todos juzgan como clave: el 14 de mayo irán al terreno de Tottenham, un lugar donde Pep nunca pudo celebrar. ¿Podrá esta vez?
LA NACION