Una profunda tristeza golpea hoy a los lectores, a esos amantes de la literatura que en su biblioteca tienen La trilogía de Nueva York, Ciudad de cristal o 4 3 2 1. El autor de estas célebres obras, Paul Auster, murió el martes 30 de abril a los 77 años. Según informó The New York Times, fue su amiga Jacki Lyden quien confirmó la noticia. Al enterarse de lo sucedido, sus fanáticos le rindieron tributo en las redes sociales y compartieron las mejores frases de su literatura, esas que quedarán en las páginas y en la memoria para siempre.
El escritor norteamericano falleció a los 77 años en su residencia de Brooklyn, Nueva York, como consecuencia de serie de complicaciones de un cáncer de pulmón del que se trataba desde hacía un año. Inclusive, a su última novela, Baumgartner (Seix Barral), la completó durante el tratamiento oncológico al que se sometió.
Rápidamente, sus lectores se hicieron eco de esta triste noticia y lo despidieron en las redes. Y es que él supo ser uno de esos autores con un estilo propio, único, que hizo que, cuando una persona entraba a una librería, redirigiera la mirada a una de sus obras. A continuación, algunas frases recordadas de sus libros.
En X, los lectores recordaron la literatura de Auster y lo despidieron con algunas de sus frases favoritas del autor como: “La verdadera vida tiene lugar en nuestro interior”. Otra usuaria, en tanto, compartió un fragmento de Diario de invierno, el cual fue muy replicado: “Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro”.
“Murió Paul Auster. Escribió, entre otras cosas, La invención de la soledad”; “Murió Paul Auster. Recuerdo el comienzo de La invención de la soledad”, comentaron otros usuarios. Y es que la mencionada novela publicada en 1982, fue una de las más citadas. “(…) Podemos aceptar con resignación la muerte que sobreviene después de una larga enfermedad, e incluso la accidental podemos achacarla al destino; pero cuando un hombre muere sin causa aparente, cuando un hombre muere simplemente porque es un hombre, nos acerca tanto a la frontera invisible entre la vida y la muerte que no sabemos de qué lado nos encontramos. La vida se convierte en muerte, y es como si la muerte hubiese sido dueña de la vida durante toda su existencia”.
Por otra parte, la cuenta de X especializada Literland, compartió algunas de las mejores frases de Auster, entre ellas: “Nuestros corazones saben lo que está en ellos, incluso si nuestras bocas permanecen calladas”. Además, lo recordaron con una de sus oraciones más célebres de Diario de invierno: “Probablemente, no exista mayor logro humano que merecer amor al final”.
Otros fanáticos también quisieron rendirle homenaje al autor de El palacio de la luna, fragmentos tales como: “(…)Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante, algo me tomó en el aire. Ese algo es lo que defino como amor. Es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única lo bastante poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad”. Otro pasaje elegido de este libro fue: “Sentí el sabor a mortalidad en la boca y en ese momento entendí que no iba a vivir para siempre. Se necesita mucho tiempo para aprenderlo; cuando lo haces, no vuelves a ser el mismo. Tenía 17. Estoy hablando de libertad, Fogg”.
“Murió Paul Auster, se siente un poco de orfandad”, expresó una cuenta de X y compartió una imagen del fragmento subrayado de Brooklyn follies: “Leer era mi válvula de escape, mi desahogo y mi consuelo, mi estimulante preferido: leer por puro placer, por la hermosa quietud que te envuelve cuando resuenan en la cabeza las palabras de un autor”.
Otra lectora lamentó la pérdida y expresó: “Así se siente cuando muere uno de tus escritores favoritos: Paul Auster, autor indispensable para mí. Justo anoche subrayé de Baumgartner: ‘No una verdad científica, quizá, no una verdad verificable, sino una verdad emocional, que a la larga es lo único que cuenta’”.
LA NACION