Luego de consensuar con el PRO, Hacemos Coalición Federal y el sector mayoritario de la UCR la nueva versión de la ley ómnibus y el paquete fiscal, el Gobierno elige polarizar con el peronismo y los sectores más duros de la oposición. Cerca del Presidente dejaron trascender este viernes que, aunque se sancionen ambas leyes, no planean invitar a todos los gobernadores al Pacto de Mayo, el acuerdo institucional al que Javier Milei convocó el 1 de marzo en su discurso frente a la Asamblea Legislativa.
El Gobierno se apuró para tomar distancia a pesar de que nunca tuvieron la certeza de que los mandatarios provinciales más enfrentados con la Casa Rosada asistirían a la cumbre programada para el 25 de mayo en Córdoba. El ministro del Interior, Guillermo Francos, nunca exploró la posibilidad de acuerdos ni se reunió a solas con el bonaerense Axel Kicillof ni con el pampeano Sergio Ziliotto. En Balcarce 50 tampoco se ilusionan con un guiño de los gobernadores de Tierra del Fuego, Gustavo Melella; Formosa, Gildo Insfrán; y La Rioja, Ricardo Quintela.
En el Gabinete no quieren tampoco regalarles -en especial a Kicillof- una plataforma mediática para que critique in situ el acuerdo de 10 políticas que busca escenificar respaldo a las políticas de un presidente sin gobernadores, intendentes y en minoría legislativa.
“Arranquen si no llego”, ironizó el gobernador del distrito más populoso del país tras la convocatoria del Presidente en el Congreso. Francos, que por entonces preparaba el terreno para recibir a los 24 gobernadores en la Casa Rosada, explicitó entonces que no necesariamente el Gobierno planeaba invitar a Kicillof. “Las canchereadas están fuera de lugar. Todavía nadie lo invitó. Si se pone en esa posición, difícil invitarlo”, dijo el ministro durante su visita a ExpoAgro. Cincuenta y dos días después, nada cambió en el vínculo entre los opositores duros y la Rosada.
En el Gabinete también argumentan que las participaciones selectivas también servirán para complacer a los gobernadores más “dialoguistas” que prestaron gobernabilidad cada vez que el Gobierno lo solicitó y sentían que el trato del Ejecutivo era igual de distante que con ellos que con Kicillof.
Por supuesto que los mandatarios provinciales piensan más en obras y recursos que en la Orden de Mayo, la condecoración con la que Milei planeaba homenajear a los gobernadores que se plieguen al pacto.
En el Gobierno no descartan contar con la presencia de gobernadores que tuvieron gestos de acercamiento y cortocircuitos sonoros. En ese grupo incluyen a Claudio Vidal, de Santa Cruz; Alberto Weretilneck, de Río Negro; o Gerardo Zamora, de Santiago del Estero. El tercero envió a su secretario de obras a entrevistarse con su análogo nacional en el ministerio de Economía un día después de su bilateral con Francos.
El comportamiento de los senadores cuando la ley ómnibus llegue a la Cámara Alta -en los pronósticos más optimistas, pocos días antes del Pacto- puede ser determinante para definir al universo de invitados a la cumbre en Córdoba.
En el Gobierno no disimulan que la discusión está abierta y que no sobran y hasta faltan votos en el Senado, aunque cerca de Milei señalan que el rojo en las cuentas públicas de los ministerios y los vencimientos de deuda en dólares obligarán a los gobernadores a alinearse con la iniciativa oficial o a ordenar faltazos estratégicos.
En el Ejecutivo y en vastos sectores de la oposición creen que esta vez no habrá sorpresas o demasiados votos en contra en la votación en particular de la ley bases en Diputados que obliguen al Presidente a levantar la sesión, como ocurrió en febrero. “No creo que pase, pero si hay lío no le va a temblar el pulso”, dijo a Clarín un funcionario con acceso al despacho del Presidente. Esta semana, en el Congreso, varios legisladores que responden a gobernadores amenazaron con incluir pedidos de último momento para incluir en la ley que pusieron en peligro la sesión del lunes.
Algunos diputados opositores que hablan directamente con Milei dudan de qué será más redituable para los intereses del Gobierno: quedarse sin ley y poder confrontar con “la casta” o tener algunas de las herramientas que tanto reclamaba el Presidente, pero que no convertirán de un día para el otro a la Argentina en la tierra prometida de las inversiones y el empleo.
El sarcasmo del Presidente en la cena de la Fundación Libertad colaboraron con esa intriga. “Hagan lo que quieran. Vamos a tirar la Ley Bases, todo el proyecto. Lo vamos a lograr igual a pesar de la política”, dijo al mismo tiempo que Francos terminaba de conversar amigablemente con gobernadores opositores, como el santafesino Maximiliano Pullaro.
En lo inmediato el Gobierno parece querer satisfacer el pedido de consenso del FMI que duda de la viabilidad del ajuste. Milei necesita complacer al organismo, pero no piensa en abandonar su bandera contra la política por más que haya mostrado por primera vez que podía recular, tras acusar recibo de la multitudinaria marcha de los universitarios.
El «Pacto de Mayo para casi todos» alimenta el relato. En el Gobierno creen que la reaparición de Cristina Kirchner, este sábado, y el pedido de UxP para bajar el Mega DNU simplifican esa tarea.
Lejos del plano simbólico, el lunes, cuando empiece a discutirse la ley ómnibus, Francos intentará apaciguar los reclamos de una veintena de ejecutivos municipales de las ciudades más populosas del interior del país que se reunirán en Rosario y se agruparon desde la asunción de Milei en la Red Federal de Intendentes. y en la de ciudades capitales. El Pacto de mayo figura en el temario. Igual que en el caso de los gobernadores, en el Gobierno confían en poder acordar con varios.