Con la economía como prioridad y gran obsesión, Javier Milei suele descansar en sus ministros y funcionarios el día a día del resto de la gestión. No se detiene en cuestiones que considera menores y no tiene prurito en admitir que delega todo lo que puede, con la premisa de que a su tropa le otorga «absoluta libertad» para decidir y que sólo se mete ante un asunto importante. A veces de forma directa o en ocasiones a través de su brazo ejecutor y principal asesor, Santiago Caputo.
Pero esta semana el Presidente debió involucrarse para apagar conflictos en su Gabinete y lanzó una dura advertencia en medio de tensiones y acusaciones cruzadas: “Al que lo engancho haciendo una operación (de prensa), lo echo a la mierda. Y el que me conoce sabe que no doy vueltas como otros para tomar decisiones”, le planteó a un interlocutor con el que compartió su sensación ante lo que trasciende en los medios de comunicación.
El Presidente, que suele quejarse de los “problemas de ego” de la dirigencia en general y se fastidia mucho más cuando los detecta en su propio equipo, no tiene en claro de dónde surgió el ruido del que escuchó hablar en los últimos días; y tampoco quiere dedicar su tiempo a corroborar la veracidad de lo que se dice. Pero siente que tiene que marcar un límite para que las tensiones internas no escalen.
“Estamos dejando todo para sacar esto adelante, no podemos perder un segundo en joder al otro. El que no lo entienda y yo lo enganche, se va a tener que ir”, sintetizó el mandatario, según un estrecho colaborador, con el objetivo de cortar de raíz los focos de conflicto.
En especial porque esta semana Caputo y la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, dos de los funcionarios de su extrema confianza, sufrieron por primera vez severos cuestionamientos que, como le transmitieron en Casa Rosada, estuvieron signados por el “fuego amigo”.
“Santiago (Caputo) es brillante, es parte de mi tríada de poder junto con Kari. Y Sandra es mi gran amiga, pero lo más importante que tiene es que les molesta a todos porque es una máquina de romper curros. Los dos son intocables”, es la consideración del jefe de Estado.
La aclaración, que escucharon quienes lo visitaron en las últimas horas, tiene que ver con que Caputo y Pettovello fueron objeto de reproches por la imponente marcha universitaria en contra del Gobierno. Ambos, en distinta medida, fueron señalados como los responsables del “error no forzado” que, admiten en La Libertad Avanza, resultó la protesta, que le pegó en la línea de flotación por primera vez desde que asumió Milei, por reunir a una parte del electorado del 56 por ciento que cosechó en el balotaje.
¿Quiénes son los apuntados?
Milei no cree en las versiones que dan cuenta que los que protagonizan las internas son Caputo y Pettovello. “Son incapaces de hacer ese tipo de cosas, dos de los mejores”, los distingue. Aunque no descarta que haya otros funcionarios que, aprovechando la tensión que sobrevoló en torno a la marcha, estén haciendo su juego.
Tal como contó Clarín días atrás, el secretario de Educación, Carlos Torrendell, había avanzado en las negociaciones con los rectores de las universidades para desactivar la protesta, pero las charlas paralelas de Caputo con el vice de la UBA, Emiliano Yacobitti, corrieron el eje del diálogo técnico y complicaron la hoja de ruta.
El resultado es sabido: más de un millón de personas en todo el país se unió en defensa de la educación pública, pese a que el Gobierno no la había puesto en duda más allá de querer discutir el financiamiento y las auditorías.
Eso desató horas de mucha tensión en el Gobierno. La nueva autocrítica que hicieron en Balcarce 50 “por haber confiado en la (dirigencia) política”, creen algunos, abrió la puerta a que altos funcionarios, que sufren la cercanía de Caputo y Pettovello con el Presidente, intentaran desestabilizarlos.
Algunos señalan al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, quien en los primeros meses de gestión superpobló áreas clave de distintos ministerios con personas de su confianza. Otros opinan lo opuesto: “Al contrario, Nicolás a veces se pasa de tibio”.
“Los quieren enfrentar, entre ellos está todo bien. Pueden tener diferencias de criterio sobre temas puntuales pero los dos (por Caputo y Pettovello) son del riñón del Presidente”, razona un integrante del Gabinete que escuchó sus lamentos sobre las operaciones que reciben.
A Milei no le asustan las diferencias en su tropa. Las escucha dos veces por semana en las reuniones de Gabinete. “Él mira cómo se discute y hasta lo disfruta porque son debates interesantes entre personas convencidas. No tiene problema. Pero eso sí: afuera de Gabinete no quiere que la sigan”, dicen en Casa Rosada.
NE